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Germana Marcos en su habitación de la residencia Hijas de San Camilo. LAYA
De regentar una mítica zapatería en el centro a estrenar un camisón guardado durante 70 años: «Me lo he pasado muy bien»

De regentar una mítica zapatería en el centro a estrenar un camisón guardado durante 70 años: «Me lo he pasado muy bien»

Este miércoles cumplió 106 años Germana Marcos, una salmantina conocida no solo por su longevidad, sino también por haber sido propietaria de un conocido establecimiento en el centro de la ciudad

Paula Daza

Jueves, 22 de agosto 2024, 06:45

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En la residencia Hijas de San Camilo se ha celebrado un acontecimiento especial: Germana, su residente más longeva, cumplió 106 años. Pero no es la única residente que supera la centena, ya que allí convive con otras cuatro personas centenarias.

Nacida en 1918, Germana ha sido testigo de eventos históricos que transformaron el mundo. Desde la pandemia de la gripe española hasta la era digital, pasando por la guerra civil, su vida es un testimonio de adaptación y fortaleza. «He visto muchas cosas cambiar. Salamanca es muy diferente a cuando yo era joven», comentó con nostalgia y añadió entre risas: «Con 106 años tengo más que contar que La Gaceta».

Entre los recuerdos que Germana compartió, destacó su pasión por el cine y el teatro. «Iba a todos los estrenos. No tenía un actor favorito; me gustaban todos los que estuvieran de moda. También iba a los toros y me gustaba la música clásica, aunque ya me cansa un poco. Nunca ha sido lo mío bailar, pero solía ir al Casino cuando era joven», dijo evocando algunos de los lugares emblemáticos de la ciudad.

Otra de sus grandes pasiones ha sido viajar: «He estado en muchos países, pero los que más me gustaron fueron Italia y Francia». Recordó con cariño sus viajes en coche, cuando no había autovías y se tardaba más en llegar a los destinos. «También he ido muchas veces en avión. Mi primer vuelo fue a Barcelona y no me dio ningún miedo. No tienes que tener miedo cuando vas a los sitios, porque si no, no vas», afirmó con determinación.

Germana es muy conocida y querida en Salamanca, no solo por su longevidad, sino también por haber sido propietaria junto a sus hermanos de la tienda de calzado «Hijos de Mariano Marcos», en la calleSan Justo. Durante muchos años, su zapatería fue un punto de referencia en la ciudad. «Siempre he vivido en Salamanca, aunque tengo una casa en Linares de Riofrío a la que solo iba en verano. Cuando era joven prefería la vida en la ciudad porque aquí siempre tenía algo que hacer. Teníamos tres tiendas y un almacén y he pasado toda mi vida despachando en una de las tiendas, por lo que llegué a conocer a muchas personas».

Germana también habló con cariño de su familia: «Mi marido era madrileño. Vivimos en Madrid cuatro años después de casarnos, pero luego nos vinimos para Salamanca. Me lo pasé bien en Madrid, pero no tan bien como en Salamanca, porque Salamanca es mi tierra». Con orgullo mencionó a su hija y a su yerno, ambos médicos ya jubilados, así como a sus cuatro nietos y su bisnieta de 15 años.

En la residencia, Germana pasa el tiempo viendo novelas de televisión, a pesar de haber perdido gran parte de la vista. También le gusta ir a misa y, en la celebración del día del patrón de la residencia, aparece en primer plano en todas las fotos. Es una mujer presumida y se asegura de ir todos los miércoles a la peluquería. «Me gusta verme bien», comentó con una sonrisa. También recordó con cariño su boda, que fue muy alegre: «Me casé en la iglesia de San Martín y tuve un marido muy bueno. Él trabajaba en el Banco de España». Un detalle curioso es que, para su cumpleaños se puso por primera vez un camisón que había guardado durante 70 años, sin estrenar, como parte de su ajuar de novia. «Me queda perfecto», dijo con orgullo.

A sus 106 años, Germana es un ejemplo vivo de longevidad y vitalidad. A pesar de haber perdido vista y oído y de necesitar un andador y una bomba de oxígeno a veces, mantiene un espíritu optimista y una mente clara. «Repetiría mi vida tal cual ha sido. Ha habido cosas malas, pero me lo he pasado muy bien. No me ha faltado nada en la vida más que mi madre que murió cuando yo tenía tres años, pero he sido muy feliz siempre. Luego me casé y fui aún más feliz y tuve una hija».

Al preguntarle sobre el secreto para una vida larga y feliz, Germana respondió con sencillez: «No hay ningún truco, no he llevado ni una vida sana ni insana. He intentado tratar bien a la gente y no hacer mal a nadie. Mi vida ha sido muy buena, gracias a Dios». Añadió que, aunque no tiene comida favorita, siempre le ha gustado ir a tomar pinchos: «En Salamanca hay bares muy buenos, como Las Torres o el Novelty. Visitaba mucho los bares del centro, que era donde yo vivía».

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