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Salamanca es actualmente, junto con la zona de Galicia, la provincia más ‘hostil’ de España para los alérgicos al polen de abedul, aunque los últimos días también están siendo complicados para los salmantinos sensibilizados a otro tipo de pólenes.
Los informes publicados por portales que recuentan los niveles de pólenes -como eltiempo.es- coinciden en que el abedul tiene una especial incidencia en Salamanca. De hecho, su floración y polinización, se produce durante los meses de marzo a mayo, pero alcanza los niveles más altos en abril y después remite. Los principales síntomas que pueden estar experimentando las personas sensibilizadas al abedul son la rinoconjuntivitis y el asma, pero no son los únicos afectados por la alergia.
El mapa de previsión y concentración de polen de Sacyl -que utiliza otras estaciones de medición- confirma que el pasado fin de semana también ha sido incómodo para los alérgicos a las gramíneas, los rosales y, sobre todo, para los alérgicos al plátano de sombra, que ha acumulado niveles entre moderado y alto, peor cuanto más al sur de la provincia.
De cara a las próximas semanas se espera un descenso de la concentración de polen de plátano de sombra, al mismo tiempo que aumentará la incidencia de las gramíneas. La concentración de polen de robles, encinas y alcornoques irá aumentando desde el sur al norte peninsular.
En cualquier caso, aunque para ciertos tipos de polen se haya superado el umbral del nivel ‘muy alto’, las cifras no son tan desorbitadas como se dieron en años anteriores.
De hecho, los especialistas en Alergología de todo el país ya presentaron hace un mes la previsión de la temporada primavera-verano. La principal conclusión de este pronóstico es que en el centro peninsular, en Castilla y León y Castilla-La Mancha la primavera para los alérgicos a gramíneas será leve.
En todo caso, los alergólogos recuerdan que dentro de una misma comunidad, incluso dentro de una misma provincia, existen microclimas que pueden afectar especialmente a los alérgicos. En el caso de Salamanca, el microclima más evidente es el de Béjar, que habitualmente registra concentraciones de polen mucho más altas que en la capital.
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