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El periódico madrileño Gol Deportivo publicó en diciembre de 1941 un amplio reportaje sobre el frontón salmantino.
Raquetistas en Salamanca: la edad de oro del frontón

Raquetistas en Salamanca: la edad de oro del frontón

En apenas seis años, de 1937 a 1943, Salamanca vivió el auge, gloria y caída del deporte de la pelota con la construcción del Frontón Tormes.En el edificio de la antigua calle Sol jugaron las primeras deportistas profesionales de España

Domingo, 17 de noviembre 2024, 11:08

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Hubo un tiempo, no hace tanto, en que los salmantinos se entusiasmaban cada noche apostando hasta la madrugada en el centro de la ciudad. El convulso escenario de la Guerra Civil y los primeros años de la posguerra en Salamanca trajeron el nacimiento del deporte profesional femenino encarnado en unas jóvenes raquetistas, llegadas en su mayor parte del País Vasco, que deleitaban al público en lo fue tal vez el templo de espectáculos más efímero de la historia de la ciudad: el frontón Tormes.

El deporte de la pelota llenaba recintos desde hacía más de dos décadas en Madrid y estas instalaciones ya se extendían por toda España y la América hispana, en especial México, cuando a mediados de la década de los 30, el conocido empresario local Elpidio Sánchez Marcos impulsó la construcción de un gran frontón en el centro de la ciudad. Por entonces ya había existido el frontón san Bernardo, en el paseo de San Vicente, sobre suyo solar una vez desaparecido se edificaría el edificio de viviendas de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca. Apoyaron el proyecto como socios Remigio Gil Domínguez, contratista de obras, y el delineante municipal Luis Nodal Navarro, que abandonaría en 1937.

Tras derribar unas antiguas casas viejas y corralones situadas entre la antigua calle Sol -hoy Vázquez Coronado- y la plaza de San Boal, la obra se prolongo durante dos años y no estuvo exenta de problemas, incluido un grave accidente laboral. Como detalla la historiadora Sara Núñez Izquierdo, el arquitecto Lorenzo Sánchez Iglesias diseñó un recinto que incluía una cancha de 30 metros de largo por 10 de ancho. El suelo era de losetas de hormigón en masa y armadura de varillas y la contracancha, de tres metros era de madera.

El edificio del nuevo frontón fue construido por Francisco Gil González en ladrillo y hormigón, tenía cuatro alturas y contaba con todas las dependencias necesarias, desde oficinas y despacho de dirección y guardarropía para los espectadores a almacén, enfermería y los pertinentes vestuarios. La memoria recogía la voluntad de que la fachada del nuevo edificio no desentonase con el vecino palacio de San Boal.

El frontón Tormes se inauguró oficialmente el sábado 18 de septiembre de 1937 con una velada a beneficio del acorazado «España», buque de guerra del ejército sublevado que se hundió en abril de ese año al alcanzar una mina. Con un lleno absoluto, estrenaron la cancha en un emocionante primer partido Asunción y Pepita (coloradas) frente a a Feli y Rosina (azules) con victoria de las primeras por un ajustado 30-27. Al día siguiente se disputaron dos nuevos partidos de dobles femeninos a las 16,30 y y otro a las 22 horas.

Un mes después de la inauguración, el cuadro de deportistas del Tormes se vio reforzado por promesas juveniles de la cesta punta de entre 13 y 16 años que habían sido captados en Eibar y Markina (Guipúzcoa).Los partidos despertaban muchas expectación entre un público en el que abundaban los militares. Duelos como el que protagonizaron Olascoaga y Altuna contra Irureta II y Ulacia II fueron recordados durante mucho tiempo. Sin embargo, la empresa tuvo que prescindir de estos jóvenes deportistas por las quejas recibidas al ser menores de edad.

Mientras avanzaba la guerra, en Salamanca las raquetistas pasaron a protagonizar por completo las veladas del Tormes. Los comercios de la ciudad exhibían carteles anunciadores con fotos de las deportistas, el coqueto edificio de la calle Sol era cada tarde y noche un hervidero.

En los primeros cuatro meses de actividad del Frontón Tormes, se celebraron veladas diarias con solo dos excepciones; el día de Nochebuena y otra noche en la que se suspendieron los partidos por el fallecimiento del familiar de uno de los propietarios. Además de los partidos ordinarios se organizaron en este período hasta seis llamadas «funciones patrióticas», destinadas a recaudar fondos para causas como el Auxilio Social, el Ejército y las milicias armadas y la Falange Española Tradicionalista y de las JONS. En ellas la Banda interpretaba el himno nacional, se daban vivas a Franco y se leía el parte de guerra. En estas sesiones, además de la recaudación por entradas, la empresa detraía para la causa un día de sueldo de todos los trabajadores del frontón así como de los deportistas.

Además de estas iniciativas en pro de la causa» nacional», el 1 de enero de 1938 se celebró una función especial con entrada gratuita para el Ejército y la Milicia Nacional. Los heridos de guerra tenían entrada libre.

Al término de la Guerra Civil y pasado el fervor patriótico, la empresa del Frontón Tormes abrió el recinto a la celebración de otros espectáculos. Entre ellos, veladas de boxeo como la organizada el 30 de marzo de 1941 a beneficio de los damnificados por el incendio de Santander, bailes de jefes y oficiales del Ejército y otros eventos sociales.

Precisamente el año 1941 marcó el inicio del declive del deporte profesional femenino.Con la creación de la Delegación Nacional de Deportes, con el general Moscardó al frente, el régimen comenzó a perfilar el ideal de «mujer casta preparada para ser madre para la patria», Y para la Sección Femenina, la independencia económica y la exhibición pública de las raquetistas no encajaban en ese ideal. Dejaron de concederse licencias a las jóvenes deportistas y , ante las trabas, algunos frontones como el Tormes terminaron por cerrar.

Era 1943. Un año más tarde, el propietario del inmueble, Elpidio Sánchez Marcos, con un proyecto del arquitecto Ricardo Pérez, trasformó el frontón en un edificio de viviendas y en un cine, que recibió el nombre de Cinema Salamanca y, ya en su última etapa, multicines Salamanca, que ofreció su último pase el 18 de junio de 2006. En su lugar se levantó un edificio de apartamentos.

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