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Carnero en la presentación de Vacunando. ¡Dos Siglos y Sumando!”.
Raquel Carnero, ‘salmantina’ consultora en farmacéuticas: “Lo ideal sería que hubiera varias vacunas para evitar un monopolio”

Raquel Carnero, ‘salmantina’ consultora en farmacéuticas: “Lo ideal sería que hubiera varias vacunas para evitar un monopolio”

“La estrategia para frenar una pandemia mundial en la que toda la población es susceptible es que la vacunación sea para todos, no solo para los ciudadanos de los países que puedan pagarla”, dice la experta

Martes, 19 de mayo 2020, 20:52

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Raquel Carnero estudió Farmacia en la Universidad de Salamanca, después completó su formación con el Máster en Industria farmacéutica (CESIF) y en Farmacia Clínica (Universidad de Valencia) y el Postgrado en Farmacoeconomía y Economía de la Salud (UPF). Lleva más de 15 años trabajando en compañías farmacéuticas y actualmente trabaja como consultora internacional en inteligencia regulatoria. Junto a Luis Marcos, farmacéutico salmantino, ha publicado en el campo de la divulgación científica el libro “Vacunando. ¡Dos Siglos y Sumando!”, de Ediciones Universidad de Salamanca.

–¿Cambiará esta crisis el concepto que tenemos sobre la importancia de las vacunas?

–Las vacunas han atravesado una época en la que existía la creencia de que no eran necesarias, en parte porque nos habíamos acostumbrado a vivir en un entorno que creíamos seguro, pero esa no es la realidad. Lo hemos visto con esta enfermedad por coronavirus, para la que nadie estaba inmunizado y la epidemia se ha extendido con una rapidez increíble. Enfermedades como el sarampión tienen una tasa de infección mayor que el COVID-19 y están al acecho, así que hace falta mucha educación y divulgación científica.

–La epidemia del COVID-19 ha puesto en boca de todos la palabra vacuna, ¿habrá una vacuna pronto?

–La carrera mundial por las vacunas ha comenzado con muchas candidatas, casi 100, pero es difícil que se cumpla el plazo de 12-18 meses. Aún con las fases de aprobación regulatoria aceleradas y los ensayos clínicos excepcionalmente reducidos y en fases solapadas, hace falta fabricar la vacuna para los ensayos en humanos. Tras esto se necesitaría varias compañías farmacéuticas que tuvieran capacidad para producirlas en la cantidad necesaria. Lo ideal sería que no hubiera solamente una vacuna frente a COVID-19 sino varias, de distintos tipos, para permitir la vacunación de distintas poblaciones (inmunodeprimidos, niños, mayores de 65 años). Además, de esa manera se evitarían situaciones de monopolio.

“El coronavirus es en cierto modo el ensayo general antes de crisis mucho más graves, en particular la de las resistencias a antibióticos, que es una amenaza global”

–Será el punto de inflexión en esta crisis sanitaria ¿no?

–Probablemente la vacuna sea el mejor de los escenarios, aunque no el único, puesto que ninguna vacuna es eficaz al cien por cien. Los tratamientos evolucionarán y será más fácil rastrear y aislar a los infectados.

–Sin embargo, ¿esta carrera contrarreloj puede ser perjudicial a la hora de dar con una buena vacuna?

–Los criterios de calidad, eficacia y seguridad no se pueden saltar. Probablemente haya varios escenarios, las vacunas que se están desarrollando parten de plataformas muy diferentes, desde las tradicionales de virus inactivados o proteínas hasta las de RNA mensajero. Este último tipo no se ha utilizado nunca en humanos y los resultados de seguridad a largo plazo sólo pueden comprobarse cuando se ha administrado a una población muy grande.

“La vacuna es el mejor de los escenarios, pero no el único, puesto que ninguna es eficaz al 100%. Los tratamientos evolucionarán y será más fácil aislar a los infectados”

–¿Y otra cuestión es la capacidad de producción, o podemos estar confiados de que llegará a todos?

–La única estrategia para frenar una pandemia mundial como ésta, en la que prácticamente toda la población es susceptible, es que la vacuna fuera accesible para todo el mundo, no solamente para aquellos países que pudieran pagarla. La vacuna tiene un coste, y más aún si añadimos cadena de frío para su distribución, pero el precio de no administrarla a todos es muy elevado. Varias instituciones internacionales financiadas por gobiernos, compañías farmacéuticas y filántropos, como la Fundación Bill y Melinda Gates, están invirtiendo para conseguir el desarrollo de la vacuna. El problema de la vacuna del COVID-19 radica en el elevado número de dosis que se requieren (prácticamente hay que vacunar a toda la población, porque no se sabe si la inmunidad adquirida por la infección será duradera) y que la demanda surge al mismo tiempo para todos los países. En el caso de vacunas como la gripe estacional, solamente se vacuna una parte de la población y la producción se escala entre los dos hemisferios. De esos miles de millones de dosis necesarias, las primeras deberían administrarse al personal sanitario.

–Virus como el COVID ¿harán que cambie el calendario de vacunación?

–Los calendarios de vacunación deben continuarse dentro de lo posible a pesar de la situación de alerta sanitaria, especialmente en embarazadas y lactantes hasta los 15 meses de edad. Si decaen las coberturas vacunales, podemos volver a ver un resurgimiento de enfermedades como el sarampión.

–¿Es el momento de la desescalada?

–Debemos confiar en que los criterios sanitarios han primado a la hora de tomar decisiones. Hay que felicitar a todos los profesionales sanitarios que están en activo trabajando de manera incansable para contener la pandemia, desde personal médico, de enfermería, celadores, personal de limpieza, a toda la comunidad farmacéutica española, que mantiene su atención al público con sus más de 22.000 farmacias abiertas en toda España.

“Los calendarios de vacunación deben continuarse a pesar de la situación de alerta sanitaria. Si decaen las coberturas vacunales, podemos ver resurgir el sarampión”

–Colabora con Farmacéuticos Mundi, así que conoce de cerca la situación en países del tercer mundo, sin embargo, esta epidemia ha demostrado que los virus nos afectan por igual. Otra cosa es la capacidad para frenarlos o tratarlos, ¿no?

–Efectivamente, la OMS estima que hasta 190.000 personas podrían morir en África por el COVID-19. El número de casos que pueden requerir hospitalización y el uso de respiradores excede con mucho la capacidad de estos países. Farmamundi ha suministrado ya más de 14 toneladas de equipos de protección individual (EPI) entre mascarillas quirúrgicas y FFP2, guantes de nitrilo y geles hidro-alcohólicos. También sigue trabajando y adaptando sus más de 80 proyectos para hacer frente a la nueva situación generada por el COVID-19 en países como Kenia, Uganda o Malí.

–El COVID-19 es consecuencia de la globalización. Algunos expertos de su ámbito como el catedrático Antonio Muro, ha advertido que podríamos enfrentarnos en poco tiempo a enfermedades como la malaria, ¿qué le parece?

–El decano de la facultad de Farmacia tiene mucha razón cuando dice que las amenazas por epidemias mundiales eran algo esperable. La globalización trae consigo ventajas, pero también muchos inconvenientes. Con la degradación de los ecosistemas hemos quedado desprotegidos frente a patógenos, como las enfermedades que han saltado de animales a humanos. Enfermedades tropicales como la malaria pueden tener vectores en otras latitudes. Epidemiológicamente, además, supone un reto, sobre todo a la hora de frenar estas infecciones, no olvidemos que estamos todos conectados a unas horas de avión. El coronavirus es en cierto modo el ensayo general antes de crisis mucho más graves, en particular la de las resistencias a antibióticos, que es una amenaza también global para la que hay poca concienciación en la población.

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