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Estudiantes italianos de viaje de estudios en Salamanca se divierten en las piscinas del barrio de San José con la catedral de fondo. ALMEIDA
El oasis salmantino de los guiris que destaca por sus imponentes vistas

El oasis salmantino de los guiris que destaca por sus imponentes vistas

Las piscinas municipales del barrio de San José proporcionan un lugar fresco y apacible que se ha puesto de moda entre los extranjeros

La Gaceta

Salamanca

Jueves, 8 de agosto 2024, 16:20

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En el corazón del barrio de San José, las piscinas se han convertido en un inesperado punto de encuentro para viajeros de todo el mundo. A simple vista, este espacio podría parecer una más de las muchas piscinas públicas que salpican la ciudad, pero basta con sumergirse en sus aguas para comprender su singularidad. Aquí, entre las risas de niños y el chapoteo alegre del agua, se levanta imponente la catedral.

El encanto de estas piscinas no radica solo en la frescura de sus aguas, sino también en el entorno que las rodea. Los bañistas, ya sean locales o extranjeros, no pueden evitar detenerse por un instante, mientras nadan, descansan en la orilla o toman el sol en la hierba, para contemplar la majestuosa silueta de la catedral que se alza sobre la ciudad.

Entre los bañistas se escucha una mezcla de lenguas, desde el español hablado con diferentes acentos hasta el alemán, el inglés e incluso algún lejano japonés. Todos han sido atraídos por la singularidad de este lugar.

Estela Menéndez trabaja en las piscinas de San José y explica «En verano vienen muchos turistas a pasar el día, a veces hasta nos piden que les hagamos fotos con la catedral de fondo. El resto del año también tenemos muchos extranjeros, sobre todo estudiantes de Erasmus que vienen a la piscina climatizada».

Un ejemplo es Simone Sonnini, profesor de un colegio público de Grossetto, en la toscana italiana. Simone ha decidido pasar la tarde en la piscina de San José junto con los 23 adolescentes a los que da clase y que se encuentran ahora de viaje de estudios en Salamanca: «Llevo 15 años viniendo a Salamanca en verano y desde hace dos, traigo a los chicos a esta piscina. Es tranquila y es fácil de llegar, aunque creo que los chicos ni se fijan en las vistas, se pasan la tarde jugando en el agua», comenta.

Otro ejemplo es del de la Brasileña Joyce Santos y la alemana Alicia Meyer «Nos hemos conocido en un curso de verano en Salamanca y como tenemos la tarde libre, hemos venido a la piscina», cuenta Joyce. «Lo que más nos gusta son las vistas. Quedan unas fotos muy bonitas para subir a redes sociales», añade Alicia.

Los residentes del barrio observan este fenómeno con una mezcla de orgullo y sorpresa. Patricia Holgado es vecina del barrio y entiende el éxito de la piscina : «La convivencia con los extranjeros es muy buena. Además, el trato de la gente que trabaja aquí y el buen ambiente que hay hacen que se esté muy a gusto».

«Vienen muchos chicos extranjeros y a veces tenemos pequeñas dificultades para comunicarnos. Hay algunos que entran al agua con pantalones o calzoncillos, pero en general los monitores dialogan muy bien y se coordinan con nosotros. Más allá de eso y algún salto, no hay ningún problema», cuenta Alejandro San Blas González, socorrista.

Las piscinas siempre han sido un refugio del calor para los residentes del barrio, un sitio para pasar las tardes de verano en familia y un punto de encuentro entre vecinos. Pero ahora, con la llegada de tantos visitantes, las piscinas han ganado una nueva dimensión, convirtiéndose en un punto de conexión entre culturas, reflejo de la multiculturalidad de una ciudad turística y universitaria como es Salamanca.

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