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Álvaro Martín y Lucía Arteaga en el Hospital de Eskilstuna, en Suecia.
El mito del paraíso enfermero

El mito del paraíso enfermero

Profesionales salmantinos de Enfermería relatan su experiencia trabajando en otros países de Europa: sueldos más altos y menor saturación, pero también un estilo de vida que se le atraganta al español. ¿Merece la pena?

Javier Hernández

Salamanca

Domingo, 1 de diciembre 2024, 16:19

Las condiciones económicas que los sanitarios españoles encuentran en el extranjero siguen siendo superiores, pero se asiste a un movimiento de retorno hacia la patria motivado «porque a raíz de la pandemia España se ha dado cuenta de que necesita enfermeros, y está pagando mejor», pero también porque «al español le gusta hacer vida social y tener un estilo de vida que en muchos países no hay».

Se trata de la opinión del salmantino Álvaro Martín. El enfermero, junto a su mujer Lucía Arteaga, hicieron las maletas a principios de 2021.

Tras un tortuoso peregrinar por clínicas privadas de Madrid y algún contrato corto en Salamanca, se dejaron seducir por la oferta económica del 'paraíso enfermero': Suecia. «Nos fuimos por los sueldos y las condiciones de trabajo, porque estábamos en Madrid y la sanidad allí estaba fatal, pero nada más llegar a Suecia vimos que el sueldo no era lo que nos habían dicho», relata.

El salmantino estaba cobrando «mil y poco» en España, y le hablaban de salarios cercanos a los 3.000 euros en Suecia. «El problema es que en Suecia tu gestionas tu sueldo. Tienes que trabajar y al cabo de un tiempo negocias, en función de tus capacidades, una subida. Algunas compañeras llegaban a cobrar 4.500 euros, que en España es absolutamente inconcebible», recalca.

Además de que el sueldo inicial no era el previsto, el gran inconveniente que se encontró esta pareja de salmantinos fue la burocracia. «La gente no se porta mal contigo. No quieren portarse mal, pero es un choque cultural grande y no resulta un país cómodo para el que viene de fuera», opina.

El trabajo en el día a día es más 'frío', y no solo por el termómetro. «Es un tema cultural. Te cruzas con un compañero y no te saluda por la mañana, o te dice un 'hola' o un gesto. No es mala educación, sino su cultura».

Su «nefasta experiencia» se vio agravada porque «en Suecia es necesaria una documentación 'personal number' sin la que no puedes hacer nada». «Sin ese documento no es posible poner internet en casa, tener un móvil sueco, abrir una cuenta bancaria… Estando en el país de Ikea pensábamos amueblar el piso fácilmente, pero ni siquiera podíamos financiar los muebles por falta de documento, así que vivimos cuatro meses con una mesa, dos silla y un colchón que trajimos desde España», rememora.

Comparando el sistema sanitario sueco con el español, la gran diferencia que perciben los enfermeros salmantinos es que «tienen una carencia de personal brutal», pero al mismo tiempo «tienen el dinero por castigo». «Como hay dinero contratan a muchísimo personal de fuera» y esto les beneficia en tanto que el sanitario español cuenta con una formación muy apreciada.

Tampoco se percibe sensación de saturación, ni entre el personal ni por parte del paciente: «Con dinero consiguen contratar a mucha gente y no sientes saturación. Yo trabajé en Urgencias y las cosas son diferentes. El paciente sueco no se agobia ni exige que le atiendan al momento. Pueden estar esperando horas y nadie se agobia pero es que allí la gente no está apiñada en salas de espera, sino que les meten a esperar en camas y en salas gigantes», recuerda Álvaro.

Otra diferencia clave es el modelo de financiación, similar al de la franquicia de los seguros de los coches. «Tienen bien planteada la Sanidad porque establecen un copago para la atención sanitaria, de unos 100 euros al año, y para los medicamentos de unos 120 euros. De este modo, cuando el paciente paga 100 euros, a partir de ese momento ya no vuelve a pagar nada en lo que queda de año».

La conclusión que extraen los enfermeros que emigraron es que puede que esta tendencia a salir del país se reduzca porque «los sueldos están mejorando» y «se vive mucho mejor en España».

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