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Las Urgencias del Hospital están hasta arriba, como siempre. A la entrada, un hombre vigila la llegada de las ambulancias que se acercan al parking para ver si por fin aparece la que él espera. La tarde acaba de empezar y no se trata de una de las horas más conflictivas para el transporte sanitario –“lo peor viene por la noche”, dicen los trabajadores de Urgencias- pero él lleva esperando una hora y media.
Tuvo que acudir a Urgencias junto a su primo y ahora espera el vehículo que devuelva a su familiar la residencia de La Salle. “A nosotros nos ha tardado en venir a recoger una hora y media. Ahora lo están preparando para sacarle, pero por lo que nos dicen aquí, no es mucho tiempo”. Sabe que hay huelga de ambulancias en Salamanca, pero ya tiene claro que “lo del retraso no es por la huelga. Debe ser más o menos lo habitual e incluso peor, parece ser”.
A nadie le agrada esperar 90 minutos para poder marcharse a casa desde que los médicos le entregan el alta, pero se ha llegado a un punto en el que se asume y hasta se da por bueno.
Entre los trabajadores de Urgencias confirman que “la huelga aquí no se está notando porque es que siempre es así”. Entre los sanitarios consultados por este diario hay división de opiniones. Los médicos creen que “la plantilla de profesionales del transporte sanitario no es suficiente y por eso andan tan apurados”. Por su parte, entre el personal de Enfermería y TCAE se decantan más por otras razones . “Para empezar, muchos médicos conceden el traslado en ambulancia a cualquiera que lo pida y por eso le toca esperar a quien de verdad lo necesita. Se abusa demasiado de este servicio que tendría que estar reservado a otro tipo de necesidades”.
José Antonio lleva dos años acudiendo a diálisis. Depende de las ambulancias y asegura que la situación en Salamanca “es un cachondeo”. “En invierno te llevan en una sin calefacción y en verano te meten en otra sin aire acondicionado”.
Como enfermo renal tiene unos horarios de tratamiento, pero él debe amoldarse a los horarios de la ambulancia. “Yo podría despertarme más tarde, pero como las ambulancias son las que son y tienen que llevar a enfermos de Rehabilitación o de Radioterapia, a mí me recogen a las 7:00, me dejan en el Hospita y allí espero. Lo mismo a la salida: yo acabo sobre las 12:45 y salgo hecho mareado, con cuatro kilos menos... Estoy destrozado, pero me toca esperar otra hora más a que arranque porque en la misma ambulancia tenemos que ir con los de Radioterapia, que salen más tarde”.
Pese a las molestias, José Antonio exculpa a los trabajadores. “Los tienen burreados y eso que la empresa ha recibido dinero”.
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