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Escena de familia. Uno de los pollos nacidos en la caja nido de la Catedral, junto a su madre. | ALBERTO H.
El rey de la SEO. Halcón peregrino en la Catedral en abril de 2017. |

Los dueños del cielo de Salamanca

El siglo XXI devolvió a los halcones a los cielos de la capital charra. Dos décadas después de aquel proyecto pionero de SEO/BirdLife en la Catedral, tres parejas de esta poderosa rapaz crían anualmente y amedrentan a la numerosa población de molestas palomas y estorninos. Ellos dominan el aire

Martes, 5 de julio 2022, 15:40

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Dicen que cuando se lanza en picado en busca de una presa puede alcanzar los 300 kilómetros por hora, lo que le convierte en el animal más rápido del mundo. Su presencia en las ciudades es beneficiosa aportando equilibrio al ecosistema urbano y ayudando a controlar el exceso de crecimiento de especies molestas como las palomas y los estorninos. Había desaparecido de nuestro entorno urbano, pero desde hace casi dos décadas, el halcón peregrino ya es un vecino más de Salamanca. Son pocos en la ciudad y su alfoz, apenas tres o cuatro parejas, pero ellos dominan el aire.

Con la instalación hace un mes de una caja nido en lo alto del cuartel de la Guardia Civil, el proyecto LIFE Vía de la Plata ha ofrecido una nueva posibilidad de asentamiento al halcón peregrino que se suma a los ya existentes en Villamayor y en la Catedral Nueva, donde en el año 2000 se inició un apasionante proyecto de reintroducción de esta especie en un cielo urbano.

“El grupo local de la Sociedad Española de Ornitología había nacido con bastante fuerza. Alberto [Hernández Romo] y yo sabíamos que el halcón estaba perdiendo territorio y en 1999 decidimos hacer un censo localizando los nidos de la provincia”. Carlos Aldea y su compañero, ambos veterinarios en la Junta de Castilla y León, coordinan desde SEO/BirdLife el proyecto de Recuperación del Halcón Peregrino en Salamanca. Aquel censo desveló la existencia de 32 parejas de halcón confirmadas y 14 probables en la provincia. Ninguna de ellas en la capital, donde apenas aparecían esporádicamente para cazar. Además, las molestias que causaba la gente y los expolios de los nidos estaban alejando a los halcones de los alrededores de Salamanca. “Conocimos una experiencia piloto que se estaba llevando a cabo en Barcelona y planteamos un proyecto para introducir el halcón en la ciudad”.

El apoyo en la financiación del Ayuntamiento de Salamanca hizo posible el plan. En mayo de 2000 se instalaba una caja nido en la torre de la Catedral Nueva, lugar escogido como mejor opción, y en ella se introdujeron cuatro pollitos hembras de halcón peregrino de unos 20 días de la subespecie autóctona brookei llegados de un centro de cría en cautividad de Cataluña. Una vez chequeados y anillados, comenzaron a ser alimentados a diario por un amplio equipoc de voluntarios de SEO/BirdLife a través de un tubito tras un cristal opaco que les ocultaba de las aves.

Tras muchas subidas y bajadas de escalinatas y otras tantas horas de observación, se abrió la puerta a los jóvenes halcones que pudieron volar libres y empezar a conseguir el sustento por su cuenta. Desde entonces, ya con ‘casa’ propia, se hizo continua la presencia de halcones en la Catedral. En 2004 se asentó en la caja nido la primera pareja, aunque aquel primer y prometedor enlace resultó frustrado: el díscolo comportamiento del macho, que se reservaba la caza para él solo y forzaba a la hembra a salir a por alimento y desatender los huevos, hizo fracasar aquel primer proyecto familiar. El macho presentaba un tamaño y plumaje distinto a los demás y parecía pertenecer a una subespecie del norte de Europa.

La primera puesta exitosa no se produjo hasta 2007, cuando nacieron los recordados “Ieronimus” y “Vega”, los dos primeros halcones nacidos en la Catedral de Salamanca. Desde entonces, la torre de la Catedral de Salamanca ha visto cada año nuevos pollitos de halcón, que son sistemáticamente anillados para su control aproximadamente a las tres semanas de vida. Solo las obras de restauración de la torre de las Campanas interrumpió las puestas. En la Nochebuena de 2012, se colocó una caja en el cimborrio, y en la siguiente primavera se colocó otra 15 metros más arriba, en la balaustrada más alta de la torre principal, para cuando los halcones quisieran regresar.

La ausencoa de crías que vigilar en la Catedral fue aprovechada por los miembros de SEO/BirdLife en Salamanca para instalar nuevas cajas invitando a la llegada de los halcones; una ventana de un silo de Tejares a 30 metros de altura, un depósito de agua en Villamayor a 31 metros y otro silo en el término municipal de Gomecello a una altura similar. Pero solo la caja de Villamayor acabaría teniendo inquilinos. Al escoger la ubicación de las cajas nido se busca respetar los hábitos ‘inmobiliarios’ de estas rapaces: orientación al Este que aporte sol de mañana y protección de los vientos dominantes y de la lluvia.

Fue precisamente uno de los primeros halcones nacidos en el nido artificial de Villamayor el que tuvo el honor de estrenar la renovada torre de la Catedral nueva. En 2015 este macho, que fue bautizado como “Rayo”, cortejó a una hembra salvaje que fue llamada “Gárgola” y esa primavera los pollitos volvieron a piar en lo alto de la seo salmantina.

La feliz evolución de la vida también tuvo su momento trágico. En 2016 “Rayo” apareció muerto bajo un poste eléctrico en el término de Calvarrasa de Arriba. Pero al año siguiente un nuevo macho ocupó su puesto en el corazón de “Gárgola”. Era “Trueno”, que había llegado para quedarse. No le resultó fácil conseguir la plaza, tuvo una dura oposición de otros dos machos. “Más de dos halcones juntos del mismo sexo siempre implica lucha, son aves territoriales”, explica Carlos Aldea.

Esta marcado carácter territorial de los halcones explica y a su vez limita el número de parejas que se asientan en Salamanca capital y su entorno. Tres, como máximo cuatro, controlan el espacio y mantienen a raya a los otros halcones que puedan acercarse. Las riberas del Tormes ofrecen las presas que necesitan: palomas, tórtolas turcas y, sobre todo los estorninos, cuyos abundantes dormideros los convierten en objetivo fácil.

“En el campo se ven águilas calzadas y otras como las imperiales y las reales, que o se acercan a las zonas urbanas porque tienen miedo de la gente. Por eso en la ciudad los halcones no tienen competencia con otros depredadores”, explica Carlos Aldea. Con sus patas más cortas que otras rapaces, los halcones cazan en pleno vuelo, ofreciendo con sus veloces picados un gran espectáculo en el cielo.

Los halcones conviven en la ciudad con otras rapaces de hábitos urbanos, como el cernícalo vulgar y el cernícalo primilla, que también se han asentado en la catedral en cuatro nidos. Pero no son competencia: el halcón domina las alturas e impone su fuerza.

Los últimos censos realizados por la Junta estiman que han bajado hasta 24 parejas los halcones peregrinos residentes en los cielos de Salamanca. Su hábitat más frecuente son las zonas de cortados, como las Arribes del Duero y del Águeda, el Tormes y el Huebra y la Sierra. Además de los mencionados en Salamanca y Villamayor, hay nidos de halcones en Peñaranda y las presas de Santa Teresa y Almendra. A lo largo de estos 20 años han sido un total de 34 los pollos de halcón que han nacido y volado desde la Catedral, hijos de tres machos y tres hembras distintos y nacidos en libertad, y otros 21 lo hicieron desde Villamayor en la última década. Aves nacidas de la intención humana por reequilibrar el paisaje, por devolver al halcón a su trono en el cielo urbano.

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