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El tuno Javier Juárez con su guitarra en un bar salmantino.
Javier, el tuno que ‘vistió’ a Lady Di o la reina Sofía, entre otras celebridades

Javier, el tuno que ‘vistió’ a Lady Di o la reina Sofía, entre otras celebridades

A sus 60 años es uno de los tunos más longevos y significativos de la Tuna Universitaria de Salamanca, donde ya le conocen como el 'capador oficial de famosos'

Domingo, 18 de agosto 2024, 06:30

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«Mi máxima ilusión era llegar a la Universidad para poder ser miembro de la tuna», este es el testimonio de Javier Juárez, uno de los tunos más longevos y miembro de la Tuna Universitaria de Salamanca desde el año 1981. Tras más de 40 años de vida dedicados a esta pasión que le ha permitido llevar las grandezas de la tierra charra a mil lugares pegado a una guitarra o a un laúd, confiesa rotundamente a LA GACETA: «La tuna ha sido una de las mejores cosas que me han pasado nunca».

Después de mil experiencias vividas con unos compañeros que hoy en día considera «su segunda familia», asegura que se ha convertido en «el capador oficial de celebridades». Durante su trayectoria ha conseguido que su capa la porten mujeres tan famosas como Lady Di, la reina Sofía o, recientemente, la actriz española Elsa Pataky.

La historia de sus inicios

Javier, biólogo de profesión y tuno de corazón, se vio seducido por este mundo después de un Congreso Nacional de Tuna que se celebró en la Plaza Mayor antes de los años 80. «Hubo un acontecimiento en Salamanca que me dejó absolutamente fascinado con la tuna. Se organizó un certamen y las actuaciones en la Plaza fueron una auténtica delicia. Hasta entonces no los conocía y me quedé hipnotizado», explica. Con su llegada a la Universidad, decidió incorporarse al grupo estudiantil y recuerda, con nostalgia, como sus veteranos le propusieron aprender a tocar un nuevo instrumento: «Como sabía tocar la guitarra, me pusieron deberes y me propusieron aprender a tocar el laúd. Los instrumentos siempre me habían gustado y la tuna es una de las maneras más bonitas, y cojonudas, de pasar por el mundo de la música», reconoce orgulloso.

Juárez asegura que compartir su tiempo con sus compañeros es uno de los regalos más bonitos de dedicar toda una vida a la tuna. «He encontrado a un grupo entrañable que son como una segunda familia, me ha posibilitado ir a muchísimos países, hacer un montón de viajes, conocer a un montón de gente y a aprender a tocar dos instrumentos. La tuna me fascina, es como cualquier grupo músico-vocal. Cantar o tocar solo te da una satisfacción que no es ni la milésima parte de lo que te aporta tocar en un grupo armónicamente conjuntado y eso es como un milagro. La música me tiene fascinado», confiesa. Lamenta que actualmente la tuna no atraiga a tantos universitarios como antes. «Llevamos años que no es algo que atraiga especialmente y es una realidad que aporta muchas experiencias».

Sus aventuras como 'capador de famosos'

«La tontería comenzó cuando, en los años 80, llegaron a Salamanca los príncipes de Gales, el actual Carlos III junto a su mujer Lady Di. Tuvieron un acto en la Universidad de Salamanca y, a la salida, la tuna los recibió. Yo, saltándome un poco el protocolo que nos habían impuesto, me lancé al ruedo y le puse la capa a Lady Di. Recuerdo que esa foto dio la vuelta al mundo», recuerda nostálgico.

Lady Di con la capa de la tuna.

Los compañeros de Javier Juárez, tras ese acontecimiento, decidieron 'bautizarle' con el apodo de 'el capador oficial de celebridades', por lo que al tuno no le quedó más remedio que repetir su espontáneo gesto en la visita de la reina Sofía a Salamanca hace unos años. «La semana pasado tuvimos la oportunidad también de rondar a la actriz española Elsa Pataky, que visitó la ciudad con unos amigos. Desde siempre colecciono fotos poniendo mi querida capa a famosos», reconoce.

Su momento romántico más bonito con la tuna

En plena pandemia, Juárez celebraba un aniversario especial con su esposa, en concreto las bodas de plata. El biólogo se alió con su grupo de tuna para realizar una sorpresa a su mujer, pero el destino truncó sus planes. «Yo había organizado una ronda sorpresa para ella pero nos confinaron. Yo no soy solista, pero el detalle más romántico de ese regalo era que yo le iba a cantar una canción. Me hacia muchísima ilusión tener ese detalle con mi mujer», explica el tuno.

Un año después Javier Juárez pudo hacer realidad su deseo junto a «su segunda familia»: «Ella se llama Marta y la tuna tuvo la gentileza y el buen gusto de preparar conmigo la canción tradicional de Marta para que yo se la pudiera cantar a mi mujer debajo del balcón. Lo hicimos un año después, pero probablemente este haya sido uno de los momentos más bonitos y emotivos que he vivido a nivel personal con la tuna. Tengo que reconocer que estoy muy agradecido a todos por ello», concluye nostálgico.

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