La histórica avenida unida en torno a un convento que supo reinventarse a los nuevos tiempos
Desde sus orígenes como la antigua salida hacia Toro hasta su actual fisonomía urbana, la Avenida de la Merced ha sido testigo de una transformación que no ha borrado su esencia: la de una comunidad unida en torno a un convento
Ángel Amor
Salamanca
Miércoles, 23 de julio 2025, 11:10
La historia de la Avenida de la Merced comienza a principios del siglo XX. Por entonces, según cuenta para LA GACETA Enrique Mora, Comendador del Convento de los Mercedarios y residente de la Avenida desde 1996, la zona era conocida como la «Avenida de Toro», por ser la salida desde Salamanca hacia dicha localidad. Según Mora, quien también ha estudiado la historia de la calle de manera exhaustiva, fue alrededor de 1948 cuando, con la construcción del convento, la vía adoptó su nombre actual. «La calle se llamó así en honor al convento de los Mercedarios, pero ya antes era un lugar de paso muy frecuentado, un punto de salida de la ciudad. La zona quedaba alejada de Salamanca y era conocida como 'los barrios de la Glorieta'».
El convento de los Padres Mercedarios fue inaugurado en 1950 y alrededor de él gira la historia de la avenida. «Durante muchos años, no solo fue un lugar de oración, sino también un punto de encuentro y cohesión para las familias que vivían en el barrio». «Aquí se conocían todos. Había una verdadera comunidad de vecinos, diferentes familias que han vivido aquí durante generaciones.»
Entre ellas, destaca la familia Miñambres, los Cobaleda o los Recio, quienes, a pesar de sus desigualdades económicas y sociales, convivían en la avenida complementándose mutuamente. Además, hoy varios de sus miembros aún conservan propiedades a lo largo de la calle. «Los Cobaleda eran los señores d ela calle y fundadores del convento, los Miñambres se dedicaban a los piensos y los Recio eran agricultores. En la Merced también existía una lechería o la carbonera que estaba justo aquí al lado e incluso un laboratorio de medicamnetos,» recuerda Mora, aludiendo a los pequeños comercios que, en su momento, sustentaban tanto a los vecinos que vivían en la avenida como a aquellos que procedían del entorno rural cercano a la ciudad y que hoy ya no existen.
A lo largo de las décadas, la avenida ha experimentado un proceso de urbanización que la ha transformado de una calle familiar a una vía más concurrida y multifuncional. Con la construcción de los bloques de viviendas en la zona posterior, la vía comenzó a albergar una mayor variedad de servicios, como residencias de ancianos, la Cruz Roja, el Parque de Bomberos y la taquilla de la Plaza de Toros, lo que atrajo una nueva dinámica de negocios a la zona.
«Ahora es una avenida con mucho más paso y se ha llenado de servicios. Antes, esta calle representaba un lugar tranquilo, de vecindad. Hoy, con la llegada de más edificios y la influencia de las facultades, la calle ha cambiado mucho. Pero sigue siendo una avenida muy querida por quienes vivimos aquí», asegura Mora.
En cuanto a recuerdos de la vida del barrio Mora evoca las fiestas de la Merced, celebradas después de las ferias de la ciudad, como un ejemplo claro de conexión entre el convento y los vecinos. «Las fiestas de la Merced prolongaban las celebraciones de la Virgen de la Vega. Había verbena y concursos curiosos como el de bebedores de cerveza en el bar 'El Chiqui', que aún se recuerda con nostalgia», sugiere Mora.
Hoy, la Avenida de la Merced mantiene ese espíritu de cruce de caminos que siempre la ha definido, aunque adaptado a los nuevos tiempos. Desde la glorieta «del Viti» hasta la de la Cruz Roja, la calle se ha convertido en una vía más urbana y de servicios. En la parte final de la avenida se concentran ahora las facultades de Bellas Artes y Psicología que atraen numerosos estudiantes a la zona.
Además, la avenida actúa como nexo con barrios cercanos como Ciudad Jardín, Salesas o Capuchinos, siendo históricamente utilizada para «bajar a Salamanca». Una calle que se ha reinventado de la vecindad a los servicios, pero que conserva el eco de una vida comunitaria que aún pervive. Aunque los tiempos han cambiado, la Avenida de la Merced sigue siendo, para muchos como Mora, la calle de su vida.