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Carlos Rincón
Domingo, 20 de octubre 2024, 12:38
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«Hoy estoy aquí porque, aunque he venido otros años, ahora me afecta directamente. Soy paciente oncológica. Tengo cáncer de mama. Cuando lo supe fue un jarro de agua fría pero después lo afrontas. Me sorprendió pero hay que luchar contra ello y de la mejor forma posible». Elena salió casi la última, pero más de 15.000 personas le iban abriendo paso por las calles de Salamanca. Frente al verde de los últimos años, el blanco fue el color de esta marea humana que un año más inundó este domingo las calles del centro para mostrar la unión y el compromiso de los salmantinos frente a esta enfermedad.
Desde la iglesia Nueva de la Arrabal y tras la cuenta atrás del alcalde, Carlos García Carbayo, la X Marcha contra el Cáncer se puso en camino. Comenzó con «una sensación de satisfacción», según aseguró el presidente de la Asociación contra el Cáncer de Salamanca, Ángel Losada, «porque gran parte de lo que necesitamos para luchar de manera efectiva contra el cáncer lo tenemos y también sabemos cuáles son los siguientes pasos». «El principal enemigo de la lucha contra el cáncer tiene tres manifestaciones: la indiferencia que la hemos superado con el compromiso de la sociedad salmantina, otra es la confusión y contamos con el conocimiento también para superar este obstáculo; y otra es precisamente la desunión. Y yo creo que momentos como este, actividades como esta, demuestran que Salamanca está unida, coordinada y muy bien orientada», remarcó el máximo representante de la AECC, rodeado de las máximas autoridades de las instituciones de la capital y la provincia.
Pacientes oncológicos, familiares, amigos, hijos, sanitarios,... miles de vidas marcadas por esta enfermedad se volvieron a respaldar esta iniciativa que cada año trata de trasmitir a quienes la sufren que no se deja a nadie atrás y que juntos el camino se hace más llevadero. Tras cruzar el Tormes y recorrer las principales vías del centro, la Plaza Mayor se convirtió en una fiesta para dar la bienvenida a quienes iban llegando a la meta con baile y música.
«Con 16 supere un linfoma de Hodgkin. Me da ganas de vivir»
«Yo era muy pequeña y no entendía muy bien lo que estaba pasando. Entonces me dejé mucho llevar por los médicos y arroparme por mi familia. Dentro lo que cabe, fue un proceso llevable». Con una enorme sonrisa, Naiara Bella cuenta como a los 16 años le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin. «A esa edad empiezas a ser consciente ya de lo que está pasando y de que algo en mi salud no estaba bien. Ya sabes medir y empezar a cuidarte y priorizarte», explica esta joven, que recuerda como otros niños más pequeños que conoció entonces y que también estaban enfermo no eran todavía capaces de entender lo que les estaba ocurriendo.
«El cáncer me robó y me regaló. Me robó un poco mi infancia y me regaló madurez porque con 16 años, si te pasa una cosa así, maduras porque no te queda otra», narra Naiara. «Estaba en Bachillerato y no pude hacer la vida de una adolescente normal», señala recordando los efectos de la quimioterapia. Su familia fue un gran apoyo en aquel momento. «Al verme a mí tirar para adelante, me apoyaron muchísimo y enseguida me animaban, pero yo creo que lo pasaron muy mal. No me lo han querido tampoco mostrar para no hundirme a mí en ese momento», explica esta voluntaria de la Asociación Española contra el Cáncer, que este domingo quiere ser un apoyo para quienes pasan la enfermedad. «Estoy aquí para intentar devolver un poco el favor a todos los que me ayudaron cuando yo estuve enferma y para intentar aportar algo también», asegura. De todo lo que vivió le queda: «Un recuerdo que me da ganas de seguir adelante, de cuidarme y de intentar ayudar a la gente que esté pasando por lo mismo».
«Me ha regalado ver la vida de otra forma, respirar cada mañana»
«Me ha regalado ver la vida de otra forma, respirar cada mañana»«Si yo he podido, todas las demás también». Con una mirada de esperanza, una gran sonrisa y algo de emoción, Ana asegura que se encuentra «estupendamente», aunque «un poco fatigada». Es una de los miles de participantes de la Marcha contra el Cáncer.
«Estoy aquí por apoyar la investigación y porque recientemente he sufrido un cáncer de mama», explica durante una breve parada en el puente Enrique Estevan. «Tras revisiones todos los años, en septiembre del año pasado me detectaron un tumor, pequeñito. Me pudieron hacer la operación, darme radioterapia intraoperatoria. Y de momento estoy feliz porque ha salido todo estupendamente», cuenta.
Aunque los momentos que ha vivido no han sido nada fáciles, reconoce que en esta carrera contra la enfermedad también ha ganado. «Me ha regalado ver la vida de otra forma, respirar todas las mañanas y decir que estoy aquí. Los pequeños detalles de todos los días los tratas con mucha más felicidad», explica esta mujer que para salir a caminar se ha colocado, además de la camiseta blanca de la asociación, un pañuelo rosa en la cabeza. A las que, como ella, les toca enfrentarse a un tumor, les transmite mucho ánimo. «Estás aquí, estás viva y tenemos que apoyarnos unos años», insiste.
«Mucho ánimo porque a día de hoy hay muchos tratamientos, hay muchas curas. Somos muchos los que estamos apoyando y vamos a ser más. Y vamos a poder con ello. Como yo he podido todas las demás también», remarca, mientras sus acompañantes en esta marcha contra el cáncer la esperan a pocos pasos, sin dejarla sola en este camino.
«He ganado en humildad, paciencia y comprensión»
Han pasado ya tres años desde que a María Ángeles Serrano le diagnosticaron un cáncer de mama. «Al principio fue un shock, pero luego ha ido todo muy bien porque ha avanzado mucho todo lo concerniente al cáncer de mama afortunadamente y estamos en las mejores manos. Hay unos especialistas de primera y los tratamientos afortunadamente son ajustados a la tipología de cáncer que tienes», explica mientras hace una parada en el puente Enrique Estevan para atender a LA GACETA.
Este domingo acudió a la Marcha contra el Cáncer. «Siempre he venido, incluso antes de tener el cáncer, porque creo que hay que contribuir con la asociación. Da muchísimo dinero para la investigación y la investigación es lo que nos está permitiendo avanzar en tratamientos, en tecnologías de diagnóstico...» La exvicerrectora, que fue candidata a rectora de la Universidad de Salamanca, cuenta que el cáncer le «robó tiempo».
«Pero me ha regalado enriquecimiento personal. Yo digo que enseña humildad, comprensión y paciencia y a llevar las cosas bien», explica. A quienes se enfrenten a la enfermedad, les aconseja «que se pongan en las mejores manos cuanto antes. Para mí la palabra clave es prevención. Hay que hacerse todas las mamografías, todas las revisiones y si tienes la mala suerte de tenerlo ir cuanto antes a los especialistas estupendos que tenemos».
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