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«Tener a Daniel significó para mi un sueño y se ha convertido en mi mejor amigo», estas son las palabras de Alba Merino, una madre salmantina que perdió a su padre muy joven y con tan solo 21 años decidió embarcarse en su mayor proyecto de futuro: crear una familia junto a su pareja. «Como madre siempre quieres darle a tu hijo lo que a ti te ha faltado, que en ningún caso son cosas materiales o juguetes. Quiero que mi hijo tenga a sus padres presentes y regalarle tiempo con nosotros. Quiero crear un vínculo fuerte con él y de confianza plena. Que el día de mañana si tiene un problema quiera el consejo y la ayuda de su mamá», explica Merino.
La vida de la madre cambió radicalmente con la llegada de su hijo hace tres años, pero asegura que cada vez que mira la sonrisa de Daniel, se siente la mujer más afortunada: «Ser madre joven solo tiene ventajas. Sientes una complicidad con tu hijo que es difícil de explicar, ya que lo que él experimenta cada año tú lo has vivido recientemente y sientes que para ti la vida no queda tan lejos. Además, tienes mucha más paciencia y energía para educar y para hacer actividades con él».
Las prioridades para Alba Merino y su marido también cambiaron tras el nacimiento, una realidad que les ha unido más como pareja y como familia. «Antes salía de mi casa y mi prioridad era siempre tener el armario con la última moda, comprar maquillaje y joyas, sin embargo ahora mi prioridad es invertir mi dinero en pasar tiempo con mi familia. La ropa y el maquillaje se gasta, pero los momentos que pases con tu familia siempre van a quedar en el recuerdo de Daniel y eso nos nutre como familia», afirma.
Recuerda con nostalgia el embarazo de Daniel y su voz se vuelve temblorosa a tan solo tres meses de traer a su segundo hijo al mundo: «Pasas mucho miedo y durante esos meses te das cuenta de que lo único que quieres es que nazca sano. Todavía a día de hoy no puedo explicar lo que es sentir por primera vez que tienes algo dentro de ti y que lo has hecho con tu pareja y compañero, la persona a la que más quieres», reconoce.
Los prejuicios que giran entorno a la maternidad, para Alba Merino es una de las cuestiones que generan más presión durante el proceso: «La gente piensa que ser madre joven te destruye la vida y se tiende a idealizar que lo correcto cuando eres joven es irte de fiesta y disfrutar. Yo siento que salir de fiesta es una pérdida de tiempo. Educar, estar en tu casa con tu familia, hacer un viaje con ellos o regalarles momentos si es ganar tiempo. Además, mientras estas con tu hijo puedes estar estudiando, compaginando, formándote o trabajando, simplemente requiere un plus de esfuerzo», afirma.
Aunque Daniel se encuentra en plena etapa de aprendizaje, su madre reconoce aprender cada día cosas nuevas junto a él: «Me ha ayudado a canalizar mis emociones, a respirar y a hacer las cosas con mayor paciencia. Yo era muy impulsiva y él me ha ayudado a comprender que todo no tiene porque ser ya y que la vida es una constante lucha», recalca.
Los tiempos actuales también generan nuevos retos en las nuevas madres. Alba Merino hace hincapié en la importancia de educar a los niños en valores que se conviertan en el legado del mañana. «Mi mayor miedo es que mi hijo no sea feliz y para nosotros es muy importante que siempre tenga como pilar fundamental el respeto. Le hemos inculcado que tiene que ayudar siempre al que lo necesite y no queremos, como padres, que jamás le haga daño a nadie o se ría de una desgracia ajena. Queremos que sea empático, amigo de sus amigos y que sea el reflejo del ambiente familiar, de amor, cariño y respeto que vive en casa», concluye.
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