Borrar
Alberto Carrera en su quiosco de Carmelitas. LAYA
La herencia de uno de los quioscos más antiguos de la ciudad: «Por fuerza mayor me tuve que hacer cargo»
GENTE DE PRENSA

La herencia de uno de los quioscos más antiguos de la ciudad: «Por fuerza mayor me tuve que hacer cargo»

Alberto Carrera regenta desde 1999 el quiosco de sus padres, abierto en el Paseo de Carmelitas en abril de 1973

Viernes, 25 de abril 2025, 13:13

Alberto Carrera, con 46 años, regenta desde el año 1999 un quiosco en el Paseo de Carmelitas, un negocio que gestionaban anteriormente sus padres desde abril del 1973. El salmantino representa una tercera generación de quiosqueros, ya que su abuela ya invirtió en este tipo de negocio con un quiosco portátil que se situó también en esa zona. Puede que se trate de uno de los quioscos más antiguos de la ciudad. «De la noche a la mañana me tuve que hacer cargo del local con tan solo veinte años, ya que a mi padre le dio un infarto y fue una causa de fuerza mayor», reconoce. En su negocio vende principalmente prensa, revistas, tabaco y juguetes. También incorporó paquetería en el pasado.

Carrera abre la trapa de su local todos los días desde las 6:00 hasta las 15:00 horas. Por la tarde, atiende de 17:30 a 20:00 horas: «Lo peor de este trabajo son los madrugones, aunque te acabas acostumbrando», explica. Su público también es muy variado, ya que la cercanía de varios colegios garantiza la clientela joven. Sin embargo, el salmantino reconoce que cuenta con muchos clientes de avanzada edad que son fieles a su quiosco desde hace más de treinta años y que ya acudían al local cuando lo regentaban sus padres. «Yo estaba destinado a quedarme aquí, además si volviese atrás volvería a elegir este oficio», manifiesta.

El quiosquero asegura que para triunfar en este tipo de negocio es muy importante ser constante y tener mucha continuidad. «Durante el año tenemos picos, no tenemos una constante de ventas, siempre son goteos. Vives algunos días fuertes, pero no tienes nada asegurado al final», explica.

Recuerda los duros momentos de pandemia, en los que el quiosco permaneció abierto. «Fueron meses horribles para los vecinos del barrio. Teníamos abierto porque vendíamos prensa, tabaco y hacíamos recargas telefónicas, por lo que éramos un negocio de primera necesidad», afirma.

Lamenta que cada año desaparezcan más negocios de barrio y sobre todo, la escasez de jóvenes emprendedores. «El motivo es que hay muchas trabas, muchos impuestos, las distribuidoras locales han desaparecido, los márgenes son muy pequeños y las materias primas han subido mucho. Si las cosas fuesen diferentes, seguramente habría más emprendedores en todos los barrios», reconoce.

El aumento del horario en las grandes superficies que se encuentran cerca del negocio también ha afectado negativamente al quiosquero. «Antes la gente venía a nuestros locales si tenían que comprar alguna cosa de última hora, ahora hay supermercados cercanos que cierran a la una de la madrugada».

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lagacetadesalamanca La herencia de uno de los quioscos más antiguos de la ciudad: «Por fuerza mayor me tuve que hacer cargo»