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Tras seis siglos de historia, del crucero de San Cebrián ha desaparecido la pierna derecha de Cristo, al que apenas se le reconoce el rostro, y los líquenes y la erosión han «desdibujado» los detalles de la figura del santo que le da nombre. Mientras esta deteriorada pieza, cuyo delicado estado impide moverla del emplazamiento que ocupa en el cementerio de San Carlos Borromeo desde hace más de dos siglos, en sus talleres el escultor Óscar Alvariño Belinchón está «gestando» un gemelo que tendrá 500 años menos y que estará listo en enero para que el Ayuntamiento lo instalé en la ubicación original del siglo XVI, junto a la Cueva de Salamanca, en la plaza de Carvajal.
«El trabajo está yendo bien, pero el original está tan deteriorado que la reconstrucción de los elementos que faltan está siendo laboriosa», explica el artista al que el Consistorio le ha encargado el trabajo por 46.827 euros. Aunque, para su labor previamente realizó un gemelo digital, hay elementos de la pieza que han desaparecido con el paso de los años, han sufrido modificaciones, como el clavo con el que se sujetó la cabeza del Crucificado, o han sido «engullidos» por líquenes. «Ante ello, toca definir y dibujar con máximo rigor y respeto lo que falta», añade explicando que se encuentra en proceso de modelado de la pieza en un material blando que luego se utilizará como base para la futura fundición. Porque aunque el fuste de la copia será también de granito, como el original, el capitel y la parte superior del crucero no se replicarán en piedra de Villamayor, sino en bronce. La previsión es que se funda en tres o cuatro partes que luego se unirán entre sí.
El autor del medallón de Alfonso IX que hoy decora la Plaza Mayor reconoce que este trabajo está resultando «un proceso apasionante y delicado» en el que está respetando las formas primitivas y la ligera tosquedad con la que esculpió el original.
Pese a los múltiples intentos del Ayuntamiento de que el crucero de San Cebrián regresase al lugar para el que fue concebido en el siglo XVI, hace más de seis años que ese compromiso municipal está pendiente. Su deteriorado estado hace imposible que el original pueda trasladarse. Por ello, se acordó realizar una copia. Y, aunque desde 2018, en la plaza de Carvajal hay un pedestal preparado para acogerlo, hasta ahora no se ha dado con un artista que lo haga.
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