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Diego Cantero llega al frente de Funambulista este jueves al Liceo de Salamanca.
Diego Cantero (Funambulista): “Siempre hay ganas de tocar en Salamanca”

Diego Cantero (Funambulista): “Siempre hay ganas de tocar en Salamanca”

El músico presenta su nuevo disco este jueves en el Teatro Liceo

Miércoles, 4 de marzo 2020, 18:05

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Funambulista presenta su nuevo disco este jueves en el Teatro Liceo de Salamanca. Tras el éxito cosechado el pasado 8 de febrero en el Wizink Center de Madrid, Diego Cantero regresa a la capital salmantina para pisar por primera vez las tablas del Liceo en una noche que el artista promete que será inolvidable. En palabras de su amigo y cantautor Marwan, serán “dos horas de equilibrios y canciones, dos horas con el alma cantando a viva voz, dos horas de emoción pura, donde nadie saldrá con el corazón ileso”. La carrera de Diego Cantero (Molina de Segura, 1982) se inició cuando apenas superada la mayoría de edad comenzó a hacerse con premios en festivales y certámenes musicales locales, autonómicos y nacionales. Tras publicar tres discos en solitario, adoptó el nombre de Funambulista para expresar lo que desde hacía años era una realidad: tras sus inicios como cantautor —en sus primeros años de carrera con sus discos autoeditados realizó cientos de conciertos en solitario por pequeñas salas, cafés y teatros de todo el país—, formó una sólida y estable banda y se convirtió en la alma mater de un grupo pop con el sello inconfundible de su autor.

–Funambulista es un habitual de los escenarios de Salamanca. ¿Qué evoca Diego Cantero cuando una gira le trae de nuevo hasta la ciudad?

–Salamanca siempre ha sido un lugar en continua ebullición cultural; su ambiente universitario es perfecto para hacer música y llegar siempre con muchas ganas de tocar.

Son ya unos cuantos años visitando asiduamente sus escenarios y espero que así siga siendo.

–Viene al Liceo con formato acústico. ¿Qué puede esperar el público de sus dos horas de concierto?

–Esa noche estaré muy bien acompañado de Alejandro Martínez, al piano, y Marino Saiz al violín. Vamos a repasar temas de todos los discos y como siempre será el público quien vaya pidiendo lo que quiere que toquemos. Así cada concierto se convierte en único.

“Salamanca siempre está en continua ebullición cultural y su ambiente universitario es perfecto para hacer música”

–¿Qué le pasaba por la cabeza cuando componía “El observatorio”? ¿Qué tono le quería dar al disco? ¿Cómo ha sido el proceso de composición? ¿Aborda las canciones de una en una o trabaja en varias a la vez? ¿Da más importancia a las letras o a la música?

–Al escribir este disco, quise escribir canciones que reflejaran los distintos estados de ánimo que tenemos cualquiera de nosotros. Intenté darle más connotaciones a la palabra amor, no sólo de pareja o de la persona que te gusta; también amor a mi tierra, a mi pasado, a los amigos... Mi manera de componer es caótica cuando tengo ideas que pueden convertirse en canciones. Voy saltando de una a otra, voy armando un puzle del cual desconozco la figura que me mostrará. Después se las paso a Tato Latorre, mi productor, y juntos vamos descifrando el crucigrama y vistiendo a cada canción de lo que nos sugiere.

–Ha compuesto para Malú, Raphael... ¿Cuándo crea para otros se sitúa en un lugar diferente que cuando compone para Funambulista?

– Sí, en estos casos hay un contexto sobre el que hacer las cosas. Así que escucho mucho su obra y una vez entiendo su universo me intento adentrar, aportando lo que creo que puede funcionar.

“En el Liceo serán los espectadores quienes vayan pidiendo lo que quieren que toquemos. Cada concierto es único”

–Ha sido padre y dedica el disco a su hija. ¿Le ha dado más inspiración?

–Muchísima más. Como comentaba antes, yo hablo del amor en todas sus formas y ella ha conseguido ensancharme el corazón y darle un sentido mucho más amplio a todo. La música siempre ha estado presente en su vida.

–De niño cantaba en una coral y asistía a clases de solfeo y piano.

–A los cinco años mis padres me apuntaron a una academia de música y estuve más de diez años allí. Pero mi vocación la encontré en mi adolescencia, cuando lejos de la música clásica empezaba a escuchar canciones en las cintas de mi padre y de mi hermano. Contar cosas y a la vez cantarlas: descubrir eso me cambió la vida.

“A los cinco años mis padres me apuntaron a una academia de música y estuve allí más de diez años”

–Empezó en el rock y el metal. Al tiempo tenía su carrera como cantautor. ¿Dónde se siente más cómodo?

–En la música, con el tiempo entendí que los estilos no son más que distintos trajes que ponerles a las canciones.

–Además, ha trabajado a cuatro manos con Dani Martín, David Otero o Abel Pintos. ¿Qué le aporta componer con otros artistas?

–Me encanta compartir con amigos la composición, ver cómo lo hacen ellos; inventar juntos, divertirnos y frustrarnos. Y al final, siempre resolverlo.

“Hallé mi vocación de adolescente, con las cintas de mi padre y mi hermano. Me cambió la vida contar cosas y cantarlas a la vez”

–Giró mucho en solitario por cafés y pequeñas salas de todo el país. Y así conoció a autores de su misma generación: Andrés Suárez, Rozalén, Marwan.... Imagino que ha sido muy enriquecedor.

–Pertenezco a una generación que creció tocando en bares y esta es la mejor escuela. A la vista está dónde han conseguido llegar mis coetáneos.

–¿Qué proyectos tiene a la vista?

–Componer y tocar. ¡Así hasta el infinito!

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