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Imagen del paseo de San Vicente. ALMEIDA

Cabreo por las vías a 30 km/h: “Si toda la ciudad fuera peatonal tampoco habría atropellos”

Transportistas, repartidores, taxistas y conductores rechazan el exceso de celo del Consistorio al reducir la velocidad en casi todas las avenidas de la ciudad

Viernes, 20 de agosto 2021, 20:08

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Los atropellos en los siete primeros meses de este año se han reducido a la mitad respecto a 2019 —2020 no sirve de referencia por la reducción de tráfico que supuso el confinamiento—. Han pasado de 69 a 34. Y se han reducido aún más si se tienen en cuenta solo los últimos tres meses. Es indudable que el hecho de que solo queden 35 calles en la ciudad en las que se puede circular a más de 30 kilómetros por hora ha supuesto una reducción de la siniestralidad y así lo defiende el Ayuntamiento de Salamanca. Pero ¿era necesario limitar la velocidad en tantas vías para conseguir este objetivo? ¿Se podían haber adoptado otras medidas para reducir el número y la gravedad de los atropellos? “Si le retiramos las llaves del coche a los conductores y los dejamos en sus casas también se reduciría de forma drástica. No es la solución. Evidentemente las leyes de Newton también tienen un papel importante: si bajamos la velocidad de 30km/h a 10km/h se reducirá mucho más”, argumenta crítico el perito judicial y coordinador de Seguridad Vial de la Unión Internacional para la Defensa de Motoristas, Juan Carlos Toribio. “¿Qué sucede en Salamanca? Hay un exceso de uso de reducción de la velocidad que no está técnicamente justificado”, apunta refiriéndose a que, más allá de las vías con un único carril para cada sentido de circulación que el Estado ha obligado a reducir a 30 kilómetros por hora, también se han limitado a esta velocidad las principales avenidas que circunvalan el centro de la ciudad.

A Gran Vía, Mirat, Canalejas, Rector Esperabé —tramo entre San Pablo y Canalejas—, San Vicente, Carmelitas, Torres Villarroel, paseo de la Estación, Los Cipreses o Comuneros, entre otras importantes arterias de la capital, ya sea por la presencia de colegios, porque en uno de los sentidos solo disponen de un carril o por la proximidad entre rotondas, el Consistorio ha optado por extender la limitación de velocidad a toda la vía en lugar de aplicarlo solo a los tramos afectados por esas circunstancias. Ante esta situación el presidente de la Asociación de Transportistas Autónomos de Salamanca (ASTASA), José Antonio Mateos, asegura que su sector, especialmente los repartidores, “lo vive con resignación”. “No nos queda otra que aguantar, pero yo lo veo excesivo. Eso no quita que en algunas calles sea bueno poner a 30, pero en otras es exagerado. No veo coherente poner ese límite en prácticamente todas las calles de Salamanca”, insiste. Sí comparte que ante la proximidad de un colegio se restrinja a 30km/h el tramo de una de las grandes avenidas, pero no extender esa limitación a toda la vía.

El concejal de Tráfico, Fernando Carabias, esgrime el argumento de la Dirección General de Tráfico de que en un atropello a esta limitación de velocidad se reduce un 70% el riesgo de muerte del peatón y que, sin embargo, el incremento de tiempo que supone atravesar la ciudad son un par de minutos. Mateos responde que, con tanta mercancía que repartir como hay en la actualidad, ese tiempo de más que se emplea en cada traslado sí se nota cuando se está todo el día conduciendo. “Si hacemos todas las calles peatonales tampoco hay atropellos”, ironiza con “resignación”. “Al final es un error de gestión pensar que la solución a la accidentalidad es bajar la velocidad. La movilidad requiere determinada velocidad para ser eficaz y funcional. Imaginemos que queremos rescatar la velocidad del AVE y en vez de monitorizar, sensorizar y hacer la vía más segura, le bajamos la velocidad a 50 kilómetros por hora”, insiste Toribio.

Los transportistas, al igual que muchos conductores, recalcan que tampoco resulta fácil circular a 30 kilómetros por hora. “Si fuera a 40 kilómetros por hora el vehículo iría en una relación de velocidad más adecuada, por que a 30 no se puede ir ni en primera ni en segunda”, apunta Mateos, en la misma línea que Toribio.

“Me parece un despropósito. Es un sinsentido”, opina Manuel Francisco Egido, presidente de los taxistas de la capital salmantina. “¿Qué sentido tiene reducir a esa velocidad avenidas en las que todos los pasos de peatones están semafórizados y cuando no hay posibilidad de que atropelles a nadie si se cumplen las normas?”, se pregunta refieriéndose a Mirat, Canalejas, la avenida de Portugal, Carmelitas u otras vías, en las que entiende que existan tramos en los que por la cercanía de colegios o por pasos de cebra sin semáforo se obligue a reducir la velocidad. De la misma forma que los repartidores y transportistas, los taxistas asumen la decisión del Ayuntamiento de la capital con resignación, aunque insisten en que no la comparten ni la entienden.

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