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M. Vicente/ M. Hernández
Domingo, 10 de marzo 2024, 06:00
El portavoz nacional del PP, Borja Semper, ha concedido una entrevista a LA GACETA con motivo de su visita el pasado miércoles a Salamanca.
Fue portavoz del PP vasco, presidente del PP de Guipúzcoa, ETA intentó asesinarle... y de repente deja la política en 2020. ¿Qué ocurrió?
—Lo dejé por dos motivos fundamentales. Primero, un fin de ciclo personal después de casi 20 años de política en el País Vasco, especialmente en Guipúzcoa y en el Partido Popular. En un momento determinado identifiqué que mi capacidad para seguir haciendo política no era la óptima y necesitaba un descanso. Necesitaba cambiar de aires. Necesitaba también a mi familia, ofrecerle una alternativa vital. Y por otro lado, es cierto que yo me asomaba a la política y no me sentía reflejado ni en la dialéctica ni en los términos en los que discurría.
¿Tampoco con la de su partido?
—Esa era la política del momento y necesitaba un cambio vital y de orientación profesional. O sea que se puede salir, se puede salir de la política. De hecho, creo que conviene oxigenarse.
¿Le rescató Feijóo?
—Volví, principalmente, por confianza y convicción en que Feijóo es el hombre que necesita la política española. Es un hombre pausado, sensato, razonable, que ha gobernado una comunidad autónoma, muy heterogénea como Galicia en la que hay un componente identitario en el que el nacionalismo también tiene un discurso. Creo que es un hombre que entiende la pluralidad de la sociedad, que es precisamente lo que España necesita. Alguien poco ortodoxo y con una visión amplia del lugar en el que hacer política. Creo que es muy relevante que los partidos, cuando ejercemos política, especialmente cuando estamos en el poder o en el gobierno, seamos conscientes de que no gobernamos solo para los que nos han votado, sino que gobernamos también para los que no lo han hecho.
¿Usted era «sorayista»?
— No, eso son etiquetas que ponen ustedes, los periodistas.
¿Entendió que en aquel momento Soraya era la mejor opción?
— En aquel momento yo entendía que la opción que representaba Soraya Sáenz de Santamaría era la que mejor le ayudaba al Partido Popular a que la sociedad española se identificara con él.
Si ponemos en Google Borja Sémper, la siguiente palabra que sale es «guapo». ¿Pedro Sánchez es el guapo del PSOE y usted el del PP?
— Es una vulgaridad lo que voy a decir, pero así se explica bien. El gusto es como los culos, cada cual tiene el suyo. Pero no, no me apetece parecerme a Pedro Sánchez.
En su vuelta a la política, en la campaña de las generales, apareció en una playa virtual en un acto que resultó polémico con aquello de «verano azul». ¿Se arrepiente?
— No es una cuestión tanto de arrepentirse como de aprender las lecciones. Cuando te citan en un sitio para contar una campaña, conviene que antes conozcas la campaña y conozcas el lugar donde la vas a hacer.
Es usted escritor y está casado con una actriz. Rompe con el mito de que los «culturetas» son de izquierdas.
— Este es uno de los temas que más me interesan de la política, sin exigir responsabilidades porque esto sea así al Partido Popular. Creo que la derecha española nunca ha hecho un esfuerzo especial por evidenciar que cuando gobierna gestiona bien los ámbitos culturales. La cultura no es ni de derechas ni de izquierdas, porque no somos los creadores y porque no lo son los ciudadanos. La asignatura pendiente para el Partido Popular es evidenciar esto y no tanto por un rédito electoral, que seguro que también lo tiene si conseguimos evidenciarlo, sino porque creo que sería bueno para la cultura y para el sector cultural en España.
¿Qué le dice su familia por estar en la política?, ¿le recomendaría a sus hijos que siguieran sus pasos?
— No, yo no se lo recomendaría a nadie, y menos a mis hijos. El ejercicio de la política, a diferencia de lo que pueda pensar mucha gente, no es ningún chollo. Es un inmenso honor hacer política en el sentido que te permite impactar en la vida de la gente a través de reformas. La política es dura, sobre todo si haces oposición, porque a nadie le gusta estar quejándose, señalando lo que no funciona bien. Yo no estoy en política para hacer oposición. Alberto Núñez Feijóo y su equipo estamos en política para gobernar.
Fue compañero de Santiago Abascal en el País Vasco.
— Nos conocemos desde los 17 años y yo me precio de tener una amistad con Santiago a prueba de bombas.
¿Y qué le parece ahora?
— Le sigo respetando en lo personal muchísimo. El esfuerzo y los peajes vitales que tuvo que pasar Santi y su familia, igual que yo y la mía por hacer política con convicción, no terminó en el País Vasco. Me considero amigo de Santi Abascal, otra cosa es que piense que está profundamente equivocado y su proyecto político no es el adecuado para España.
Usted fue el portavoz de la campaña del PP en las generales de julio.
— Y en las autonómicas de Galicia, que esas también las hemos ganado (risas).
Me interesa hablar de las de julio porque ahí crearon unas expectativas que no cumplieron.
— Nosotros veníamos de ganar unas municipales y autonómicas que fueron muy relevantes y sin solución de continuidad. Quiero recordar que el Partido Popular ganó las elecciones generales y por primera vez en la historia democrática española, el partido que gana las elecciones generales no gobierna en España.
Le pasó a Rajoy, que le pusieron una moción de censura.
— No hay ningún candidato a presidente del Gobierno que ganando las elecciones no haya gobernado. Había una especie de pacto no escrito en la democracia española. Otra cosa es el rango municipal o autonómico ...
No creo que fueran tan pardillos de pensar que el PSOE les iba a dejar gobernar si ustedes eran los más votados...
— No tengo ningún problema en que hablemos de si somos pardillos o no, lo que digo es que por primera vez en la historia, objetivamente, quien gana las elecciones no gobierna.
Durante los últimos años tampoco ha hecho mucho el PP por tener socios que le ayuden a gobernar más allá de Vox.
— Creo que hay un elemento que juega un papel fundamental en la política española en esas semanas y en esos meses previos a los comicios de julio, que son los pactos municipales y autonómicos con Vox. Este elemento fue utilizado en la campaña por nuestros adversarios, en este caso el Partido Socialista, para menoscabar nuestra credibilidad electoral.
Mucha culpa fue del PP. Ahí está el espectáculo que montaron en Extremadura.
— Claro que sí. Nosotros somos conscientes de que cometimos errores en esa campaña electoral. Somos plenamente conscientes de los errores, tomamos nota de ellos y esperamos no volver a cometerlos.
¿Cree que se adelantarán las elecciones?
— No barajamos casi ningún escenario con Pedro Sánchez. Una de las novedades que introduce Pedro Sánchez en la política española es que todo es posible, una cosa y la contraria al mismo tiempo. Cualquier análisis que hagamos sobre los pasos que va a dar Pedro Sánchez nos van a llevar a la frustración o a la melancolía porque lo único que mueve la acción política de Pedro Sánchez es su interés personal. En este caso mantenerse en Moncloa.
Dentro de la Ley de Amnistía, a lo mejor hay algún apartado que afecte a la presidenta del Congreso.
— Es probable. ¿Quería hablar de la presidenta del Congreso?
Únicamente saber si cree que va a dimitir.
— Si la presidenta del Congreso dimite, Sánchez tiene un problema porque la mesa tiene que elegir nuevo presidente. Entonces, ¿aliviamos el problema de Pedro Sánchez o aliviamos el extraordinario problema que tiene el Congreso de los Diputados, que está presidido por una persona presuntamente corrupta?
¿Se plantean una moción de censura aun sabiendo que no prosperará?
— Llega el tiempo de hilar fino y de acertar en cada paso que demos. Creo que nos enfrentamos a un poder político para el que las reglas del juego han saltado, las usa a su antojo y creo que nosotros no podemos entrar en ese juego. Hay otras herramientas más eficaces a día de hoy.
¿Ha venido en tren a Salamanca?
— He venido en tren y me vuelvo en tren y soy consciente de que soy muy afortunado por haber podido hacerlo.
¿Qué le va a decir a Óscar Puente?
— Le voy a decir que me parece inaceptable que una ciudad como Salamanca, con lo que representa en España y con la presión que tiene de visitantes y estudiantes, tenga unas frecuencias tan bajas en su conexión con la capital de España. No es razonable estando a una hora y 40 minutos en tren.
¿Cómo convive en el PP un perfil centrado como el suyo con otros más escorados a la derecha?
— El Partido Popular no es una secta, es un partido que se parece a la sociedad española y para parecerse a la sociedad española tiene que ocupar un amplio espacio de la centralidad política y social. Si somos un partido de centro derecha tenemos que tener gente de derecha y gente de centro, porque si nos falta uno de esas dos códigos no eres ni de centro ni de derecha.
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