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Salamanca
Domingo, 15 de septiembre 2024, 22:20
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Melena rubia al viento y enfundada en pantalones de cuero negro y una larga chaqueta blanca, «La primera dama del rock» salió con fuerza al escenario a las 22:02 horas entre ovaciones. Pocos minutos antes una larga cola de salmantinos que querían entrar a la Plaza Mayor se extendía desde el arco de Poeta Iglesias hasta casi la calle Pozo Amarillo. No todos lo consiguieron ya que los accesos por Corrillo y Prior se cerraron antes de que ella comenzase y cinco minutos después también se interrumpió el paso por todos los demás.
Leyenda viva de la música, Bonnie Tyler demostró que su voz todavía puede dar mucho de sí con «Have you ever seen the rain?». Tras la calurosa bienvenida, preguntó con esa ronquera característica a su público si «han visto alguna vez llover». «Gracias por venir, Salamanca. Estoy muy contenta de estar aquí», aseguró en inglés la diva galesa. No tardó en «viajar» a los años setenta para entonar «Lost in France». Le siguió «To love somebody», la canción lanzado por los Bee Gees en 1967.
Broche final del programa de Fiestas en honor a Santa María de la Vega, la galesa quiso mantener expectantes a quienes llegaron sedientos de sus grandes éxitos. Tras melodías menos conocidas, a la media hora de comenzar, los aplausos estallaron cuando comenzó a describir su «dolor de corazón» con la conocidísima «It's a Heartache», canción que grabó en 1978 para su segundo álbum de estudio «Natural Force» y que llegó a estar entre las más escuchadas tanto en Estados Unidos como en Reino Unido. Los coros de los salmantinos resonaban en el monumento para concluir con gritos de «Bravo» y una respuesta en español de Tyler: «Muchas gracias».
Recordando a Brian Adams, la cantante lanzó una melodía «directa al corazón» y prometió que «cuando acabase la noche estarían gritando más y más». Lo hizo con su versión de «Straight to the heart».
A sus 73 años, Bonnie Tyler encandiló en Salamanca a un auditorio lleno de nostálgicos de los 80. Y poco a poco la intensidad del concierto fue ascendiendo. «Total eclipse of the heart» se hizo esperar, pero sus primeros acordes despertaron una nueva ovación y miles de móviles se alzaron para grabar la mítica canción. El ágora se convirtió en un gran karaoke en el que parte del público acompañó a la artista británica en esta canción que llegó a ser «número uno» tanto en EEUU como en Canadá, Australia y Reino Unido.
Y cuando el final estaba próximo, reivindicó «(Simply) the best» (1988), «simplemente la mejor», canción escrita por Mike Chapman y Holly Knight para ella, pero que posteriormente grabaría Tina Turner. Después presentó a sus músicos, equipo y a su marido, al que besó sobre el escenario.
Para cerrar, la diva desplegó su artillería. Sonido tecno, piano, coros de «du du du» y «¿a dónde se han ido todos los hombres buenos?». La diva comenzó una vez más a buscar su «caballero blanco» hasta «el final de la noche» con su trepidante «Holding out for a hero».
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