El presidente de Renfe, Álvaro Fernández Heredia, presumía ayer en un desayuno informativo de que hablar de trenes es hablar de «cohesión y equidad territorial». Solo con esas declaraciones, la asociación en defensa del tren de Salamanca trataba de responder al comentario publicado en redes sociales que afirmaba que eso solo podía pasar en el «multiverso de Marvel», en referencia al abandono que sufre la provincia. El retraso de dos horas que sufrieron los viajeros salmantinos es un ejemplo perfecto de esta irracionalidad. Los pasajeros solicitaron retrasar el horario de un tren para que coincidiera con la salida del trabajo. La respuesta de Renfe fue adelantarlo aún más y dejar como única alternativa un tren de nueve horas procedente de Barcelona, que siempre acumula retrasos. El último, de dos horas.