Nunca antes hubo un mayor esfuerzo institucional para aprovechar todas las potencialidades de Salamanca como una tierra de oportunidades en la que la tecnología y el transporte se abre un nuevo camino. Nunca antes se había logrado reunir a sindicatos, universidades, asociaciones de vecinos y empresas bajo el frente común de una plataforma que pedía una mejora de las conexiones ferroviarias. Incluso, el PSOEestuvo presente en aquella masiva manifestación de enero de 2024. Todo ello no ha conseguido resultados. O al menos que haya percibido la población. El Gobierno, en una especie de laboratorio de exclusión silenciosa, vendió como un triunfo la recuperación de una frecuencia que ya existía cuatro años antes. En el enésimo mareo al ciudadano, durante todo el año se han sucedido promesas de la quinta frecuencia, e incluso la sexta que llegó a prometer el delegado del Gobierno en una visita al Parque Científico. «Claro que hay demanda», presumió orgulloso. Pero, en el tren, como termómetro de una democracia actual en la que no se escucha al ciudadano, se ha zanjado absolutamente todo debate. No ha hecho falta mucha imaginación: solo han tenido que desempolvar la excusa de la demanda que ya usaron para no ponernos el 4º Alvia.