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Germana Marcos saluda mientras posa para una fotografía en la residencia Hijas de San Camilo. FOTOS: ALMEIDA
Así están siendo las 106 navidades de Germana Marcos

Así están siendo las 106 navidades de Germana Marcos

Una de las residentes más longevas de las Hijas de San Camilo recuerda su vida con nostalgia y asegura que volvería a repetirla «tal cual ha sido»

Celia Luis

Salamanca

Jueves, 26 de diciembre 2024, 07:00

Melchor, Gaspar y Baltasar también pasaban por la casa de Germana Marcos cuando era pequeña, pero de una manera distinta. Actualmente la mayoría de los niños desean dispositivos electrónicos, teléfonos móviles, videoconsolas, videojuegos... Pero antes, durante la infancia de anteriores generaciones, las expectativas eran bastante diferentes. Entonces los obsequios solían ser naranjas, higos, castañas..., y con un poco de suerte algún balón, coches de juguete o muñeca.

La edad no importa y si no que se lo digan a Germana, una de las residentes más longevas en la residencia Hijas de San Camilo que con sus 106 años sigue viviendo con ilusión la llegada de la Navidad a pesar de haber perdido parte de vista y oído y de necesitar un andador y una bomba de oxígeno.

En su habitación destaca un gran nacimiento colocado en la repisa de la ventana: «Cuando era pequeña solía pasar estos días especiales en mi casa junto a mis padres y hermanos. Ahora en la residencia», cuenta Germana a LA GACETA mientras le pregunta una de las hermanas religiosas 'quién ha decorado la residencia': «Está preciosa, yo os hubiera ayudado porque me encanta hacer manualidades», comenta entre risas.

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«El niño aún no está colocado en su cuna porque no ha nacido todavía», detalla mientras señala el gran belén que protagoniza la parte baja del centro residencial.

No sabe exactamente si algún día comerá o cenará junto a su familia, pero tampoco le inquieta mucho porque asegura verlos casi todos los días y estar muy contenta: «Si me quedo aquí cenaremos todos juntos en un comedor y cantaremos villancicos», explica.

Germana lleva algo más de un año en la residencia y asegura que volvería a repetir su vida «tan cual ha sido»: «Nací en 1918. Me casé y estuve viviendo en Madrid porque mi marido trabajaba en el Banco de España. Allí también fui feliz, pero no como en mi tierra. Estuvimos en la capital hasta que lo destinaron a Salamanca, donde comencé a trabajar con mis hermanos».

Junto a ellos regentaba una zapatería— 'Hijos de Mariano Marcos' en la calle San Justo, cerca del Gran Hotel, hasta que se jubiló: «Mi padre falleció muy joven y tuvimos que ponernos a trabajar. Sobre todo vendíamos alpargatería para la gente más humilde. En Navidad nos subían mucho las ventas aunque gracias a Dios siempre nos iba muy bien. Teníamos varias tiendas y un almacén», explica Germana.

Cuando era joven, le gustaba ir al teatro, al cine, la música y el baile, hacer punto, bordar... «Solía ir a bailar al Casino de Salamanca». Así como viajar: «He estado en muchos países, pero los que más me gustaron fueron Italia y Francia», destaca.

Actualmente se ha convertido en una amante de las novelas de televisión, le gusta mucho ir a misa y no falla a sus citas semanales de peluquería: «Soy muy presumida, pero además de eso si viene mi hija y no he ido me regaña», cuenta mientras se le escapa una gran sonrisa y señala a su camiseta de rayas marineras mientras recibe halagos del personal del centro.

Con orgullo asegura ser «serrana». «Mi padre era de Linares de Riofrío y tengo una casa allí, ante iba en verano, me considero serrana serrana. Allí he sido muy feliz», concluye Germana.

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