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Vega López González, durante su estancia en Omán.
Vega López, la profesora peñarandina más internacional

Vega López, la profesora peñarandina más internacional

La docente participa en el proyecto de un instituto viajero que visita cada año cuatro países de diferentes continentes enriqueciéndose con sus paisajes, cultura y costumbres

Miércoles, 20 de octubre 2021, 19:04

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Peñaranda es para la joven profesora Vega López González “los crucigramas con mi abuelo, las comidas de mi abuela, los paseos con mi madre, y el nido donde nací y que me invitó a volar” y al que, además, vuelve siempre que tiene ocasión como sucede ahora.

Empecé magisterio un poco a ciegas, sin saber muy bien qué hacer al principio. Siempre tuve mil opciones y mil dudas: desde pastelera o artista hasta psicóloga o traductora. Me gustaban mucho los niños, también los idiomas, y mi madre había estudiado magisterio, así que al final opté por eso en el último minuto”, recuerda. Mientras estudiaba el Máster de Enseñanza de Español como Lengua Extranjera conoció, a través de un profesor, la existencia de un instituto que viajaba por el mundo, con alumnos de diferentes países y a partir de ese momento no cesó en su empeño por conseguir un puesto de profesora de español en él, algo que logró tres años después.

La joven profesora acariciando un elefante en Botsuana.
La joven profesora acariciando un elefante en Botsuana.

Vega trabaja en “THINK Global School”, un instituto viajero en el que 60 estudiantes y 20 profesores, divididos en dos grupos, viajan a cuatro países al año, con una temporalidad de dos meses a cada lugar, y un mes de vacaciones entre ellos para poder volver a casa a visitar a sus familias. “Los alumnos son de edades comprendidas entre 15 y 18 años, de cuarto de la ESO y primero y segundo de Bachillerato, y están con nosotros durante dos o tres años”, explica.

“El país que más me ha marcado por ahora ha sido Omán. Todo me recordó muchísimo a la vida en España”, comenta

“Con la escuela intentamos viajar a cuatro países de diferentes continentes cada año: Botsuana, India, Japón y Grecia el primer año; China, Omán, Costa Rica y Grecia el segundo; y Bosnia, Australia, Chile y Grecia el último. Al final de cada año siempre terminamos en Grecia para que los alumnos puedan presentarse a diferentes exámenes que necesiten para ir a las universidades donde decidan estudiar. Este año, debido a la pandemia, sin embargo, hemos tenido que modificar alguno de los países a los que teníamos planeado ir porque no ofrecen visados a muchos de las nacionalidades de origen o porque tienen las fronteras cerradas”, añade.

Una de las actividades con el alumnado internacional del instituto viajero.
Una de las actividades con el alumnado internacional del instituto viajero.

En su periplo educativo ha ido sumando experiencias y vivencias únicas. “Sin duda el país que más me ha marcado por ahora ha sido Omán. Por alguna razón iba bastante nerviosa, no sabía muy bien cómo era ese país, había escuchado que el choque cultural iba a ser enorme y, al final, era ir a ‘vivir en el desierto’. Sin embargo, en ningún país me he sentido más conectada con la cultura local como allí. Definitivamente noté cómo nuestras raíces vienen de esa cultura. La gente, la forma de vida, los hobbies y actividades, la personalidad abierta y extrovertida, todo me recordó muchísimo a la vida en España y me hizo sentir en casa desde el momento en que llegué. Es un país al que sin ninguna duda volvería una y otra vez, y sé que siempre me sentiría cómoda viviendo allí”, afirma. “Creo que lo más gratificante es darme cuenta de lo diferentes, y a la vez lo similares, que son la mayoría de las personas que conozco. Aprender y comprender distintas culturas y formas de vida me hace ser capaz de entender y respetar diferentes opiniones, creencias y valores. Como he dicho antes, compartimos espacio no solo con los locales de los diferentes países donde vamos, sino que dentro de nuestro mismo grupo hay personas de al menos 30 países y culturas diferentes. Entre nosotros la riqueza cultural es tan grande que a veces es abrumador saber que las personas con las que te relacionas constantemente tienen raíces tan diferentes a las tuyas”, concluye.

“Soy madre, educadora, profesora, enfermera y amiga”

“Esta escuela trabaja en proyectos que se basan en las pasiones de los alumnos, no hay asignaturas, los profesores no evalúan sino que los alumnos se evalúan a ellos mismos; vivimos con los estudiantes prácticamente 24 horas durante dos meses, y soy madre, educadora, profesora, enfermera, psicóloga y amiga de todos ellos. Desde el principio fue muy duro y fue una curva de aprendizaje enorme, pero poco a poco he ido aprendiendo a hacer las cosas y ahora me siento muy cómoda haciendo lo que hago”, señala. La joven peñarandina reconoce que se va “dando cuenta de que este trabajo es algo que, aunque me apasiona, es pasajero y que en algún momento, más tarde o más temprano, acabaré buscando un poco más de estabilidad”. Vega confiesa, por último, que su sueño “sigue siendo cambiar la educación en España de alguna manera. Me gustaría en algún momento comenzar mi propia escuela donde ponga en práctica todo lo que estoy aprendiendo”.

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