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La inmensa basílica de Cuelgamuros es nuevamente punto de mira mediático porque ayer comenzaron los trabajos forenses para identificar a 128 víctimas de la Guerra Civil y su posterior exhumación. El 24 de octubre de 2019 fueron trasladados los restos de Francisco Franco hasta el cementerio de El Pardo. El pasado 24 de abril fueron extraídos los restos del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, y transportados hasta el camposanto de San Isidro. Tras ser finalizado el Valle de los Caídos, los restos de este último habían sido llevados a esta basílica en marzo de 1959, por orden de Franco. Antes fueron enterrados miles de caídos en la Guerra Civil. Se calculan 33.833 víctimas de uno y otro lado. Según datos del Ministerio de Justicia, 21.423 están identificados y 12.410 sin identificar. Se calcula que 28.000 cuerpos pertenecen a soldados del frente nacional y el resto a republicanos.
El vecino de Salmoral, Manuel Ríos Cuesta, de 89 años de edad, recuerda a la perfección las criptas e incluso los túneles menos visibles de este mausoleo funerario porque trabajó en el mismo. Con profesionalidad, rigor y respeto participó como empleado del enterramiento de cientos de personas en las galerías subterráneas de la basílica del Valle de los Caídos.
¿Cuál fue su trabajo?
El capataz con el que trabajamos estaba encargado de recoger con los camiones todos los restos. Nosotros nos encargábamos de meterlos en las criptas.
¿De qué fechas hablamos?
Cuando terminé la mili fui a trabajar al Valle de los Caídos, estuve tres años, 57, 58 y 59, hasta que lo inauguraron.
¿Cómo lo recuerda?
Tras pasar los espacios que estaban reservados para Franco y José Antonio Primo de Rivera, había una puerta con un túnel de un kilómetro que pasaba de una explanada a la otra. Los que íbamos a trabajar pasábamos a esa parte. Había una puerta y una especie de sótano.
¿Cómo trasladaban los restos?
Se llevaban en cajas de diferentes tamaños. Las había de cinco cuerpos y otras pequeñas de una sola persona. Luego también había ataúdes mejor conservados. Entre las personas enterradas se distinguían lo mismo jefes que sargentos porque incluso hasta tenían la ropa militar a través de la cual se podía identificar su rango.
¿Llevó a cabo este trabajo siendo militar?
Estuve con una empresa. Fue después de cumplir con el servicio militar. Estuve 16 meses en Astorga.
¿Recuerda usted algo de la guerra?
Nací en 1934, dos años antes de que estallara la guerra, mira si lo hemos pasado mal. Mi padre cuando estalló la guerra tuvo que ir a Salamanca para trabajar en una panificadora para hacer pan con el fin de llevarlo al frente. Nos dejó a mi hermana mayor y a mí solos con mi madre, mi otra hermana nació estando mi padre en la guerra en Salamanca. Cuando tenía yo cuatro o cinco años y mi hermana dos más que yo, fuimos con mi madre en el tren desde Peñaranda hasta Salamanca para que la conociera mi padre. Después de la guerra también lo pasamos muy mal por el hambre.
¿Usted siempre ha vivido en Salmoral?
Antes de ir a la mili trabajé como agricultor en una dehesa, después estuve arando con una yunta de bueyes en Malpartida. Después de trabajar en el Valle de los Caídos estuve en Madrid, he trabajado tres años en Suiza y otro en Francia. Ahora vivo en Salmoral.
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