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Siega Verde
Viernes, 25 de abril 2025, 06:00
Un yacimiento rupestre al aire libre tan especial como el de Siega Verde no podría estar enclavado en un entorno desprovisto de otros muchos atractivos. Este referente del turismo y de la arqueología, en el término municipal de Villar de la Yegua, atesora otros encantos y secretos que, aunque quedan relegados a un segundo plano por el protagonismo del arte rupestre, tienen un gran potencial, especialmente con la llegada de los días primaverales y calurosos que invitan a explorar la naturaleza.
Para los más aventureros, visitar el yacimiento puede ser un plan que se complemente con una ruta a pie que puede iniciarse en distintos puntos y tomar varios caminos, uno de ellos desde Saelices el Chico. Adentrándose en algunos caminos agrícolas se pueden ver los indicadores hacia Siega Verde, que está, en el caso de este municipio, a unos 5 kilómetros de distancia. El sol azota inclemente estos días, por lo que se recomienda llevar gorra, protección solar y, sobre todo, mucha agua. Además, conviene reservar las visitas guiadas que ofrece el yacimiento. Las visitas en el mes de abril son a las 11:00 y a las 12:30 horas de miércoles a domingo, y a las 16:00 y las 17:30 horas en viernes y sábado. Los lunes y martes el yacimiento se encuentra cerrado.
Recorriendo el sendero desde Saelices, el caminante deja a un lado, durante un tramo de descenso, grandes masas de agua en el horizonte hasta llegar a la zona de coto de caza privado, donde se encuentra el último indicador y debe acceder al tramo más bello pero también más salvaje, con todo lo que ello conlleva. El río y una pequeña cascada tras curen en esta zona de agrestes rocas que recuerdan sin duda a las que se encuentran en el yacimiento. El cuarzo salpica el terreno y el tomillo envuelve los lados de la senda dotándola de un aroma embriagador. En esta zona salen al encuentro construcciones de piedra que antaño pudieron cobijar al caminante, así como un antiguo molino junto a la zona de río, en cuyo interior aún quedan resquicios del pasado que se pueden atisbar desde fuera. Al aproximarse, en la oscuridad se puede ver, pero sobre todo se puede oír, una colonia de murciélagos, cuyos chillidos sofocan el gorjeo de los pájaros y el murmullo del agua.
El camino asciende a medida que avanza la ruta, en la que ya no se pueden ver indicadores, aunque si algunas marcas de rutas BTT. Todos los caminos llevan a Roma, o en este caso, a Siega Verde, pero la subida desemboca en un coqueto mirador en el que poder descansar a la sombra de un merendero techado, y desde el que poder contemplar el Centro de Interpretación del yacimiento arqueológico junto al puente.
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