Secciones
Destacamos
El Payo
Lunes, 29 de julio 2024, 18:16
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
Aunque se trata de un pueblo pequeño, las influencias que esta villa salmantina tiene sobre sus gentes, y sobre todo, sobre los hijos de la localidad, son asombrosas. Tanto es así que la villa ha logrado, con la colaboración vecinal, techar dos calles con más de 300 mandalas que ahora arrojan una ansiada sombra en los días más calurosos del año.
Todo comenzó cuando algunos socios de Charco Palo, una inquieta asociación de El Payo que no parta de impulsar actividades y excursiones, se reunieron de manera distendida el verano pasado en una de las calles más azotadas por el sol, y la fatiga de las altas temperaturas les indujo una idea brillante. «Pensamos en cómo podríamos tener sombra y embellecer el pueblo al mismo tiempo, como parte de nuestro proyecto de engalanar el pueblo», explica Sonia Iglesias Rodríguez, una de las impulsoras, y la que, reconoce, «más insistió para llevar esto a cabo».
Los mandalas y atrapasueños de otros pueblos inspiraron a las vecinas de El Payo, porque todo sea dicho «es obra de las mujeres», recalca. «Tratamos de involucrar al mayor número de personas posible», una máxima que dio sus frutos. «Hasta personas de Francia han colaborado». A distancia, hijos del pueblo que residen fuera trabajaron sus mandalas: «Hasta personas que nunca habían hecho crochet aportaron su granito de arena haciendo alguno».
Cuando la población comenzó a duplicarse, como cada verano, cada participante puso sus creaciones en común. El Ayuntamiento subvencionó los materiales, que constan de crochet y aros, y cedió a los trabajadores municipales que, con el apoyo y ayuda inestimable de todo un pueblo, pudieron colgar con sumo cuidado cada una de las lonas cubiertas de mandalas en los cables instalados para este fin.
Poco a poco, las redes sociales hicieron su trabajo, y más de medio centenar de mujeres se unieron a esta buena causa de arrojar tan necesaria sombra sobre el asfalto y las fachadas hirviendo. Las impulsoras indagaron entre asociaciones más experimentadas para averiguar qué materiales eran los mejores. Los requisitos por su parte, pocos: que fueran especialmente coloridos, y que tuvieran 55 centímetros de diámetro, por motivos de logística.
También los balcones lucen estos relajantes mandalas de aire hippie, bañando de energía zen las calles La Calzada y Los Caños, que parten desde la plaza. Desde mayo llevan estas mujeres tejiendo una red de peculiares sombrillas, que recuerda a otras iniciativas como la de Aldeadávila de la Ribera, iniciada el verano pasado, un pueblo que en estos días luce toda una calle cubierta de paraguas en el cielo, envolviéndola de colores vibrantes y, por supuesto, sombra. También en El Payo el propietario del bar quiso arrojar algo de sombra instalando por su cuenta paraguas colgantes, uniéndose así a una reivindicación de refrescante belleza en un municipio que seguirá llamando la atención en futuros veranos.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.