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María Suré preparando la documentación y planificación de su próxima obra TRISOL
María Suré: “Nunca pensé que podría escribir un libro y compartirlo con el mundo

María Suré: “Nunca pensé que podría escribir un libro y compartirlo con el mundo

La escritora, salmantina de corazón y valenciana de adopción, protagonizó un encuentro literario en la biblioteca municipal de Peñaranda

Lunes, 18 de octubre 2021, 18:51

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Santiaguesa de nacimiento, salmantina de corazón y valenciana de adopción, María Suré —nombre artístico bajo el que se esconde María Dolores Segura— vuelve a su tierra para protagonizar en la biblioteca municipal de Peñaranda un encuentro literario en torno a sus tres obras “Huérfanos de sombra”, “Proyecto B.E.L” y “El color del perdón”. La escritora explica que “el factor común de todas es el género negro, el que más me gusta y en el que mejor me desenvuelvo”.

–¿Cuál es su relación con Santiago de la Puebla?

–Es el pueblo donde nací y crecí. Después, los estudios universitarios me llevaron hasta el otro extremo del país. Cuando eres joven no lo valoras tanto, pero a medida que pasan los años te das cuenta de que añoras cada vez más esas raíces que dejaste atrás y que no hay que olvidar porque somos lo que somos gracias a ellas. Tenía pendiente hacerle un pequeño homenaje al lugar que me vio nacer, me hacía mucha ilusión. Por eso en “Huérfanos de sombra”, mi última novela publicada, el pueblo, sus gentes y en general toda la comarca de Salamanca, tienen un papel protagonista.

–¿Cuándo empezó a escribir y qué le motiva a hacerlo?

–Empecé a escribir a los diez años. La lectura y la escritura me han acompañado desde siempre. Leía mucho y pronto me di cuenta de que tenía que contar todas esas historias que brotaban de mi imaginación y que tanto me fascinaban. Cuando era pequeña escribía cuentos y relatos, incluso llegúe a presentarme a algún concurso literario. Pero siempre en el ámbito privado, nunca pensé que podría llegar a escribir un libro y compartirlo con el resto del mundo. Me parecía algo inalcanzable. Hasta que en 2014 leí “La verdad sobre el caso Harry Quebert”, de Joël Dicker, y fue como una revelación. Supe que tenía que empezar a escribir mi propia historia y lo que comenzó como un reto, en 2015 se hizo realidad con “El color del perdón”. La novela gustó tanto que me animé a seguir escribiendo, y desde entonces no he parado.

–¿Qué es lo más complicado a la hora de abrirse paso en el mundo editorial y publicar una obra?

–Cuando empiezas y no eres conocido la probabilidad de que alguien confíe en ti y te brinde la oportunidad de leerte es prácticamente nula. Aunque tuvieras en tus manos un manuscrito excelente que en otras circunstancias podría convertirse en un best seller, lo más probable es que ninguna editorial llegue a interesarse por él y leerlo. Lo normal es que, después de meses de espera sin respuesta alguna, acabes guardando la obra en un cajón, o autopublicando si eres atrevido. Entonces te encuentras con el segundo reto: cómo llegar a lectores que nunca han oído hablar de ti y de tu obra. En mi caso, los blogs literarios me ayudaron mucho. Tampoco es sencillo acceder a ellos, pero una vez que consigues varias opiniones positivas, la cosa comienza a fluir. Esto es una carrera de fondo en la que vas superando metas y cada vez llegas un poco más lejos.

–¿Un escritor nace o se hace?

–Creo que es algo que se lleva dentro. Es como tener oído musical. Si no lo tienes puedes entrenarlo, pero te va a costar mucho más dominar esa capacidad, además de que seguramente pueda resultar frustrante. De la misma manera pienso que escribir no es algo que uno decida. En la mayoría de las ocasiones surge sin más. Un día te encuentras ante un papel en blanco y tu mano comienza a rellenarlo para dar forma a una historia que pide salir de tu cabeza. A partir de ese momento y hasta que te conviertes en escritor has de recorrer mucho camino, tropezar, levantarte de nuevo y aprender de los errores hasta lograr escribir con la calidad que el lector merece.

–¿Por qué María Suré?

–Elegí ese seudónimo jugando con mi apellido y con mi nombre. Mi apellido es muy largo y no me parecía muy novelesco así que de una serie de combinaciones salió ese y me gustó. Otro de los motivos para utilizar un seudónimo era poner cierta distancia entre mi vida real y la pública. Aunque ambas se mueven en consonancia, creo que es buena idea mantener un mínimo de privacidad en ese aspecto.

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