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Lunes, 3 de febrero 2025, 12:57
La panadería de Tomás Peña en Santibáñez de Béjar, que tiene tienda y punto de venta de LA GACETA, seguirá funcionando tras más de tres décadas con el impulso de su hermana Ana María y su sobrino Juan Carlos. «Con la panadería llevo más de treinta años y con la prensa unos quince; la cogí cuando cerró la tienda que la tenía», explica Tomás, que destaca la importancia de que una mujer, como su hermana, y un joven, como su sobrino, se hayan hecho cargo de un negocio en el medio rural, lo que garantiza su continuidad.
Cree que deberían darse ayudas reales para que este tipo de negocios puedan seguir adelante apoyando a la mujer rural y a la juventud porque el invierno, por ejemplo, es largo y duro y en el medio rural, cada vez más complicado. Pese a ello, Tomás Peña no se queja y explica que: «No me puedo quejar, hemos trabajado mucho pero hemos vivido bien y ahora toca continuar otra generación».
Cuenta que lleva en el negocio desde los 23 años (y tiene 61). Ha vivido toda la vida en el pueblo y trabajó en la industria cárnica de Guijuelo, pero entró de obrero en la panadería y al año se quedó con ella. Los anteriores dueños la habían hecho nueva cuando Santibáñez se quedó sin panadería y, desde entonces, sigue él. Ahora, quedando a un lado, pero ayudando igualmente a la familia. En el caso del periódico, se trata de dar un servicio a los vecinos. Cuando más se vende es los días de mercado y los fines de semana y vende también a los pueblos de la comarca ya que, por ejemplo, sus dulces son afamados en la zona y atraen a gente de otras localidades y llegan también para comprar el periódico.
Cubren ahora la zona de Guijo de Ávila, por ejemplo, y tienen clientela en la zona de El Barco de Ávila, en Hoyorredondo, también en Ávila, y, al ser un pueblo de paso por la carretera de Béjar hacia Madrid (la SA-102), también se nota. «Vives en los puentes, verano y de la gente que te conoce, que se desplaza o que va de paso. No nos podemos quejar».
La jornada laboral comienza a las 3-4 de la mañana con el tema del pan y luego hay que atender el despacho y la tienda en si ya que, además de pan y dulces, la familia cuenta con tienda normal, que abre por las mañanas.
Por las tardes, atienden hasta las ocho, aunque estén en casa ya que viven al lado y si una clienta necesita algo, toca el timbre y se abre la tienda. Desde luego, un verdadero negocio de proximidad, que se ha afianzado con el paso de los años y que gracias al relevo de Ana María y su hijo podrá seguir ofreciendo la prensa y los buenos dulces de Santibáñez a sus clientes.
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