Las camper ganan terreno a los campings de Salamanca

Escapar de la rutina y lanzarse a la aventura durante el verano, y no solo durante el verano, sino cada fin de semana, es una tendencia cada vez más habitual, pero que sin embargo no termina de beneficiar a los diferentes campings que salpican zonas clave de la geografía salmantina. Aunque en general se mantiene la ocupación normal del 80% en los meses estivales, los cambios de tendencia se van notando, y es que quienes pueden permitirse una autocaravana, viajan con su propio hotel, libertad y todas las comodidades.

Por otro lado, las furgonetas camper, una opción muy de moda y más asequible, también elude los costes de un camping, especialmente con la proliferación de párkings gratuitos destinados a este tipo de turismo nómada a lo largo y ancho de la provincia salmantina. Desde El Cabaco confirman esa tónica de ocupación al 80%, pero aseguran que cada vez es más habitual este tipo de turismo, por lo que las autocaravanas y vehículos ganan terreno a las tiendas de campaña en sus instalaciones. Así, también los bungalows ganan popularidad frente a otras opciones.

Muchos campings destacan que los servicios que ofrecen, como puede ser el de piscina, son, y siempre serán, una gran ventaja que mantendrá vivos a este tipo de negocios. Javier Pastor, que gestiona el camping de Ciudad Rodrigo, admite que aunque la temporada ha sido buena en líneas generales, «julio ha sido más flojo». El 80% de ocupación también se mantiene en su caso, pero advierte algo importante: «El párking de autocaravanas que hizo el Ayuntamiento tiene vehículos tiene todo el año, también en temporada baja. El párking puede estar lleno y el camping está al 5% de ocupación». La diversificación del turismo parece así inclinarse por el ahorro.

«Aquí el turismo nunca ha llegado a estar muy animado»

Las preferencias y el estilo de vida cambian, y con ellos, los modelos de alojamiento, como es el caso de los nuevos glamping, a caballo entre camping y hotel, instalaciones que ofrecen una estancia en un entorno natural con la comodidad de un hotel a través de tipis de tipo cabaña con todo lujo. También la clientela varía de una comarca a otra de la provincia, dificultando, en algunos casos, la supervivencia de los campings.

Así, Javier Sánchez, propietario de un camping en Aldeadávila de la Ribera, pone sobre la mesa la realidad de Las Arribes, así como la poca afluencia de viajeros españoles. «La temporada ha sido un poco floja respecto a otros años», admite. «En la primavera nos hemos defendido, pero el verano ha caído bastante». El motivo, lo desconoce. «Todo afecta», señala, y reconoce que desde el fin de la pandemia el turismo se inclina por espacios cerrados.

«El verano es una época en la que la gente elige costa, y cada vez más tiran a lo cómodo, a los hoteles», afirma. «Aquí el turismo nunca ha llegado a estar muy animado», cuenta, a pesar del atractivo y potencial que Las Arribes del Duero atesora, o al menos, no resulta tan popular como debería entre los viajeros nacionales. «La clientela de extranjeros en primavera es lo que me permite tirar hacia delante; el 95% de lo que viene son extranjeros».

De las diez parejas que Javier Sánchez ha alojado recientemente, tan solo una era española. La ocupación en su caso desciende en verano, y este año en especial. «En líneas generales diría que hemos tenido un 50% de ocupación o menos», explica el empresario. El negocio tan solo tiene nueve años de vida, por lo que hay incertidumbre.

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