Béjar descubre el legado del escultor Mateo Hernández repartido por calles y plazas

La ciudad de Béjar celebró ayer domingo la tercera de las actividades incluidas en la conmemoración del 75 aniversario del fallecimiento del escultor bejarano Mateo Hernández.

Fue con una ruta guiada por la coordinadora de museos, Carmen Rubio, que acompañó a los participantes en esa actividad. El paseo partió desde la Plaza Mayor y recorrió aquellos rincones en los que es visible aún el legado del artista, que demostró desde bien joven la destreza de sus manos.

Fachadas como la del Ayuntamiento en la Plaza Mayor permiten ver escudos que sirvieron de inspiración a Mateo Hernández para avanzar por Barrio Neila y ver la casa en la que pasó la mayor parte de su juventud.

Después, el recorrido llegó hacia la plaza de la Piedad para ver sendos edificios de gran belleza como el edificio Clavijo o el de los soportales de Pizarro y, en la antigua calle Solana -hoy calle Colón-, donde nació el escultor. Desde allí, también se ve el toque diamantino que puso de moda su padre en la parte trasera del antiguo convento de la Piedad.

La plaza de San Gil también guarda vinculación con Mateo Hernández por estar allí su museo al igual que el convento de San Francisco con la escultura de animales sobre roca tallado con apenas 11 años. Un año antes, también había realizado los capitales del Casino Obrero visibles en su salón principal.

La ruta accedió a la iglesia de San Miguel para ver la escultura del Santo Cristo, que para tallarla el artista se fijó en su propio cuerpo, avanzó en el cementerio de San Miguel con los remates del panteón de la familia Rodríguez-Arias encargados en 1903 y, finalmente, con la visita a su tumba, que acoge hoy el homenaje en el día de su muerte a las 13:00 horas.

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