En septiembre de 2005, después de haber protagonizado una cabalgada camionio de Valgrande-Pajares, en la que le endosó casi cinco minutos a Menchov, Roberto Heras se convirtió en el rey de la Vuelta a España. Con ese triunfo cimentó su cuarta victoria en la ronda española, una gesta que tan solo Primoz Roglic ha conseguido igualar, pero no superar.
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Si Heras ha sido el mejor ciclista que ha dado Salamanca, también hay otros nombres propios que merecen ser destacados. Laudelino Cubino también se llevó tres etapas en la Vuelta, dos en el Giro de Italia y una en el Tour de Francia, además de un Campeonato de España en Ruta.
O Agustín Tamames, que en 1975, también conseguió la Vuelta a España tras una estratosférica contrarreloj con final en Anoeta. O Dori Ruano, campeona del Mundo de ciclismo en Pista en 1998.
Los dos primeros se criaron en Béjar, cuna de escaladores. Los segundos en la Armuña, patria de grandes contrarrelojistas.