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No sé tú, pero yo tengo una sensación extraña, diferente, rara. Es verdad que llevamos con estas sensaciones encontradas desde hace ya bastante tiempo y, como es normal, poco a poco nos va haciendo mella. La verdad es que no acabo de sentir estar viviendo el verano. Miro el calendario y las temperaturas y sé que lo es, pero no como otros años.

Porque a estas alturas ya deberíamos ver a la gente por la calle sonriendo, que el sol nos mejora el humor. Pero seguimos con las mascarillas, no son obligatorias ya en exteriores (con condiciones, que eso parece que se nos olvida), pero las llevamos escondiendo la sonrisa y puede que eso nos lleve a un nuevo estilo de moreno en la cara. El modelo pandemia. Parecido a cuando ibas a esquiar y volvías con la marca de las gafas, pero al revés.

Porque a estas alturas ya debería la ciudad estar llena de extranjeros que vinieran a pasar el verano disfrutando de la ciudad. De su día y de su noche y, ya de paso, si encima aprenden algo de español, pues mejor que mejor. Por cierto, hacen bien nuestras instituciones locales al defender a Salamanca como lugar idóneo para el estudio de nuestro idioma a foráneos, que no traten de quitarnos una fuente de ingresos, como ya intentó Valladolid con nuestra nochevieja universitaria. Y es verdad que hay extranjeros aprendiendo en Salamanca, es verdad que los hay, pero menos.

Y a estas alturas ya deberíamos ver las terrazas llenas de gente disfrutando de la magnífica hostelería que tenemos, deberíamos oír el ruido de los niños en los parques celebrando sus ansiadas vacaciones, deberíamos ver largas colas en las heladerías para tomar algo fresquito y que es en verano cuando más apetece. Y puede que las haya, pero menos. O al menos yo siento que todo eso ha descendido, que la cosa va a menos, que estamos algo más cansados.

Ayer mi amigo Quique me decía que el problema es que a los que estamos entre los 35 y los 45, que aún pensábamos que éramos jóvenes, que seguíamos cerrando bares y brindando al sol, a todos estos el parón obligatorio que ha supuesto la pandemia nos ha dejado fuera de forma y ha conseguido que los años que llevamos se nos suban a la espalda y nos hagan andar encorvados. ¿Verano? Pues dicen que sí.

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