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Un dios en el infierno

Sábado, 28 de noviembre 2020, 04:00

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Maradona ha sido un ejemplo de todo, sin ser ejemplar en casi nada. Un puro contrasentido como el país que estos días le llora amargamente. El “pelusa” es un dios que ha transitado por todos los infiernos posibles. Un pecador permanente que ha salido casi siempre absuelto de esos errores que no deberían tener perdón de dios. El diez de Argentina ha sido un personaje bipolar que ha trascendido al deporte, para colarse por la escuadra en la historia de su país y en la memoria de todos.

A los aficionados de Salamanca nos dejó huérfanos de su fútbol en vivo. No pisó el Helmántico en las dos temporadas que jugó en el Barça. Recuerdo mi decepción infantil por no ver en el campo de la UDS a un jugador por el que se habían pagado 1.200 millones de pesetas. No fuimos los únicos que nos perdimos su inigualable forma de tocar el balón. Las patadas y las fiestas privaron a más aficionados de su fútbol. La entrada alevosa de Goikoetxea y aquella extraña hepatitis convirtieron su paso por España en una estación de tránsito, para alivio de los que le veíamos ensanchando demasiado la sala de trofeos culé.

Quizá por eso disfruté más de lo que vino después. Por supuesto recuerdo ver en directo aquel mítico partido del Mundial de México en 1986. Aquel 22 de junio el futbolista rescató a su país del pesimismo. Argentina había sido humillada por Inglaterra en la guerra de las Malvinas y los bolsillos de su población se vaciaban, como tantas otras veces, por culpa de una errática gestión económica. Y allí, en medio del caos, surgió el mesías capaz de devolver la ilusión a un país completamente deprimido. El futbolista devolvió la humillación a los ingleses con una trampa primero y una obra de arte después. El gol legendario que hemos visto estos días tantas veces en televisión lo recuerda todo el mundo, el resultado de la guerra de las Malvinas, no.

Pero el hombre capaz de todo en un estadio fue incapaz de gobernarse a sí mismo fuera de él. Con los años llegó el esperpento y el ídolo mostró al mundo sus miserias con la misma facilidad con la que había demostrado sus virtudes. Esa es también una de las grandes enseñanzas que nos deja el personaje. El dinero y la fama te pueden dar mucho o quitarlo todo si no se administran bien. Y en eso el futbolista también ha sido un icono universal para recordarle al mundo, que se puede empezar siendo un símbolo y acabar dando pena.

Así ha sido Maradona y por eso es tan importante su figura. Una prueba de que los extremos se pueden concentrar en una misma persona. Ahora mismo, el “pelusa” puede estar siendo un demonio en el cielo o un dios en el infierno. Cualquiera de las dos cosas... Eso, si no le dan un balón.

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