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Teófanes Egido, un humanista

Miércoles, 7 de abril 2021, 05:00

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Tenía su selección de “Sátiras políticas de la España Moderna”, junto al epigrama español, Pérez Creus y Manolito el Pollero, “Las víboras del jardín” de Campmany, y los “Coñones del Reino de España” reunidos por Ussía, en el estante más divertido de mi aburrida biblioteca. Pero ignoraba que el seleccionador, Teófanes Egido -vaya nombrecito-, fuera oriundo de Gajates, hoy 85 abriles, ex catedrático de Historia Moderna de Valladolid y carmelita descalzo. Será de sandalias, porque calza erudición sobrada y le han dado el premio de Humanidades de Castilla y León. Entre aquellas sátiras, algunas que valen aún, como la de Quevedo: “Es lícito a un Rey holgarse y gastar,/ pero es de justicia medirse y pagar”; una del XVII: “De duelos hecho un retablo/ está el reino; de este modo/ vemos que se arruina todo,/ y que se lo lleva el diablo”; o la desvergonzada de la guerra con los ingleses (XVIII), que acaba proféticamente: “Pues Gibraltar, ¡ay Dios!, será de España,/ cuando mi culo críe telarañas”.

Ignorante de mí. Resulta que Egido ha realizado importantes investigaciones, entre otras, sobre el origen judeoconverso de la familia Cepeda y Ahumada; que era íntimo de Jiménez Lozano y escribió con él “Sobre Teresa de Jesús”, acaso porque la Santa está enterrada en Alba, tan cerquita de su pueblo, Gajates; o que asesoró a Delibes para que no metiera la pata en “El hereje”. Pregunto a mi tía Red, y me ofrece gratis “Las reformas protestantes”, y encuentro la verdad sobre Lutero. Según Egido el catolicismo le manipuló, distorsionó, imputándole ser “la redoma de las corrupciones, el hacedor de su herejía para dar salida justificada a sus bajos instintos libidinosos y soberbios”. Al parecer no fue para tanto. En suma, Egido es un sabio. El furbo, Rociíto, los gilipollas, el botellón... pasan, pero los ilustrados de su categoría quedan.

Vuelvo a la sátira, ya sin Fray Teófanes. Se me fue mi proveedor habitual, Manolo G. Ibáñez, alias “Fray Manuel de Tiberíades”. Ahora me refugio en el misterioso “Fray Josefo”: “El doctor Sánchez coloca/ a quien le sale del falo;/ por eso a nadie le choca/ que haya elegido al más malo,/ que es Salvador Illa Roca”. Vivan la burla política y, sobre todo, los grandes humanistas.

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