Serpientes de verano
Antaño, mediados de agosto era un periodo en el que había que buscar lo que se conocía como “serpientes de verano” para llenar los espacios ... informativos de radio y televisión, o las páginas de los periódicos, porque no había noticias. ¡Lo que daríamos hogaño por la vuelta de esos tiempos de calma y tranquilidad! Por partes. De entrada, está la vertiente sanitaria con el fallecido por garrapata en nuestra provincia y consiguiente alarma por el hecho en sí y por la cercanía; el aumento de los casos de coronavirus por doquier, mientras el Gobierno central ha evolucionado de mandarlo todo y de que nada se movía sin que La Moncloa lo autorizase, a “pasar” olímpicamente y dejar la gestión en manos de las Comunidades Autónomas, con estas últimas acudiendo a los jueces para confinar pueblos; por último, el otro virus provocado por la picadura de un mosquito que se ha detectado en dos localidades de las marismas del Guadalquivir, en la provincia de Sevilla.
En la vertiente política tampoco hace falta buscar “serpientes de verano”. Entre la salida de Juan Carlos I de España, las incógnitas sobre su paradero actual y el lío que hay montado en Podemos, no paramos. Este último asunto se desdobla en dos. Por un lado, el follón montado a cuenta de la tarjeta de móvil quemada de su estrecha colaboradora Dina, que salpica directamente a Pablo Iglesias, y, por otro, el lío a cuenta de la financiación de este grupo político, el que decía no pertenecer a “la casta”, pero que, según se demuestra ahora, tiene todos los vicios agravados de los viejos partidos políticos, a los que ponía de vuelta y media.
Por último, en la vertiente económica, la cosa pinta mal, pero que muy mal. Lo último es de ayer mismo: la administración Trump decidió mantener la subida de aranceles impuesta a productos agroalimentarios españoles, como el aceite de oliva, la aceituna de mesa o el vino, en el marco de las sanciones a mercancías europeas por el asunto Airbus Boeing. La parte menos mala es que no ha habido un nuevo incremento de esos aranceles, algo que muchos temían, y la peor es que esas tasas siguen aplicándose y perjudican mucho al campo español. Mientras tanto, el ministro de Agricultura, Luis Planas, está de vacaciones y sigue mirando para otro lado. En lo que respecta a las noticias económicas, se podrían seguir desgranado una tras otra y a cuál de ellas peor, con el verano prácticamente perdido a efectos de reactivación y con muy malas perspectivas de cara al otoño. Cada día que pasa la situación empeora: “hoy estamos peor que ayer, pero mejor que mañana”, es el resumen que se podría hacer. ¡Benditos aquellos tiempos, en los que había que buscar las serpientes de verano!
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