Borrar

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Una de las salidas para las jóvenes salmantinas en la época en que los estudios superiores les parecían vedados era concurrir a las oposiciones de organismos oficiales aunque al hacerlo se condenaran a renunciar al amor y a contraer matrimonio, pues habían de abandonar una colocación con tanto esfuerzo conseguida, aunque se diera por bien empleado al satisfacer su amor propio la obtención de una plaza que le aseguraba su porvenir.

La cruda realidad que se encontraban tras sentarse frente a una mesa repleta de carpetas atadas con balduque, diseminados expedientes, textos oficiales y demás parafernalia oficinesca era que, muchos de los que llegaban en demanda de solución a sus problemas y se encontraban con una mujer, aunque no lo expresaran con palabras, se les notaba a la legua que tenían interiorizado el estereotipo de: “Tenías que estar en casa cosiendo calcetines”.

Para hacernos una idea de la situación de la señorita funcionaria tomaremos como ejemplo la que prestaba sus servicios en el cuerpo de Teléfonos, que era el de acceso más sencillo. En la época había un dicho que rezaba “La mujer española solo puede ser reina, maestra o telefonista”.

A la señorita telefonista, de acuerdo con el Real Decreto que confirmaba el Reglamento de 1903, se le exigía certificación de haber servido 3 meses como alumna en una central de teléfonos, poseer certificado de buena conducta y partida de nacimiento. Tenían que tener entre 16 y 25 años y en el examen se le pedía conocer las 4 reglas básicas de aritmética elemental, buena ortografía y tomar bien el dictado.

Trabajaban 8 horas seguidas y tenían derecho a un cuarto de hora de pausa para comer o ir al baño. Ganaban 3 pesetas, vestían batas negras y delantales rojos hasta hace 100 años y a partir de ahí se cambió el atuendo de trabajo que consistió en bata azul y cuello blanco. Si se casaban tenían que abandonar la colocación y sólo las solteras y las viudas, que hubieran trabajado anteriormente en la empresa, podían ser telefonistas.

Clara Campoamor había sido telefonista, ingresando como auxiliar de 2ª clase en la primera oposición exclusiva para mujeres convocada para 30 plazas el 15 de julio de 1909. Comentaba con gracejo que trabajan de pie (luego lo hicieron sentadas en altas banquetas) y que al hacer grandes contorsiones para poder unir las numerosas clavijas llegaron a adquirir una esbeltez y una agilidad de titiriteros.

En las oficinas de Teléfonos en la calle de Toro, 32, situadas desde el 17 de noviembre de 1913 en el principal de la vivienda propiedad de doña Dolores Fernández, viuda de Samaniego, trabajaban como pperadoras de Línea Interurbana: Celia Matos Garzón, María Luisa Roldán y Julia Manzano Argote y como Operadoras de Línea Urbana: Juliana Mulas Blanco, Isabel Mateos Cuesta, Aurora Martín Sánchez, Isidora Sánchez Mateos, Pilar Domínguez Hernández, Remedios Alvarez de Vega, Jacoba Muñoz Colmenar y Carmen González Méndez. Hasta 1930 no ocupan el nuevo edificio construido en la esquina de Concejo y Plaza de los Bandos.

Las oficinas de Telégrafos en calle de Zamora, 2, se instalaron el 18 de junio de 1916 en la primera planta del célebre café Suizo, donde hoy dependencias del Ayuntamiento y trabajaron con categoría de Auxiliares: Milagros Maldonado, Ruperta Romero, Piedad Martín de la Cruz, Carmen Mercedes Díez y Rosario Izquierdo.

El Ministerio de Hacienda alquila el 4 de octubre de 1905 el hotelito de Mirat más próximo a la Plaza de España y en estas oficinas trabajan, como oficial, Guadalupe Elena, y como bibliotecaria, María Almudévar.

En el Gobierno Civil situado desde el 28 de febrero de 1916, en régimen de alquiler, en la calle del Prior 7, eran Auxiliares las hermanas Inocencia y Elisa Cruz.

A Correos, que estaba en la Casa de Postas de la Plaza Mayor, número 32 desde 1798, no llegan las mujeres hasta 1922 con la creación del Cuerpo Auxiliar Femenino por Real Decreto del 8/08/1922 accediendo trescientas para cubrir los puestos abandonados por los huelguistas. Están dotadas con sueldo de 2.500 pesetas, tienen carácter interino y para consolidar la plaza en forma definitiva se les da la opción de efectuar un examen posterior.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios