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Sánchez y Nadia: la empatía también cuenta

Viernes, 10 de julio 2020, 05:00

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La semana larga que nos espera no ha podido comenzar peor. Empezaba ayer con la elección del nuevo presidente del Eurogrupo, puesto al que aspiraba Nadia Calviño. Los países pequeños y también los más ortodoxos de la cosa económica se aliaron y tumbaron su candidatura optando por el ministro irlandés. Resulta curioso que, en España, para muchos, Calviño sea la guardiana de la ortodoxia económica, mientras que los ortodoxos de por ahí fuera no la consideran de los suyos. Según dijeron desde las respectivas capitales, la española contaba con el apoyo de Alemania, Francia e Italia, pero, como en el Eurogrupo cada país es un voto, se llevó el varapalo. Al igual que en el fútbol no se puede dar por ganado el partido hasta el pitido final del árbitro, en Bruselas hay que esperar siempre hasta la votación final. En algún momento de las últimas semanas el Gobierno español había dado por casi conseguido el puesto. Pero no ha sido así, a pesar de que Pedro Sánchez, obsesionado por la política internacional y comunitaria, lo ha peleado. No es el único fracaso que ha cosechado el actual inquilino de la Moncloa en estos días, porque unas horas antes la ministra de Asuntos Exteriores, González Laya, se tuvo que bajar, o la bajaron los hechos, de la carrera para ser la máxima responsable de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Dos fracasos, dos, para Pedro Sánchez.

Y esta semana larga, que comenzó ayer y se acabará el próximo viernes, tendrá como cierre la Cumbre Europea de Jefes de Estado y de Gobierno, en la que se debería llegar a un acuerdo sobre el Marco Presupuestario 2021-27 y sobre el reparto del llamado Fondo de Recuperación. Si se aprueba la propuesta de la Comisión Europea, estará dotado con 750.000 millones de euros. Los alemanes, que ostentan la presidencia del Consejo de Ministros, quieren llegar a un acuerdo rápidamente porque el tiempo apremia. Esa va a ser otra prueba de fuego para Sánchez. Si alguien espera que nos den dinero a cambio de nada, va listo. De esos 750.000 millones de euros a repartir, una parte será en subvenciones a fondo perdido y la otra en préstamos a devolver. Todavía no se ha fijado el porcentaje de cada una de las dos partidas. Pero es evidente que, si aumentan las subvenciones, aumentaran también las condiciones. Eso por un lado. Por otro, debemos ser conscientes de que España, y también Italia, acude a la capital comunitaria a pedir y tiene muy poco que ofrecer. Desgraciadamente, es lo que hay. Además de firmeza y saber negociar, un poco de empatía no vendría mal, pero Sánchez y Calviño andan un tanto escasos de la misma.

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