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Sánchez, líder del mundo mundial

Viernes, 24 de enero 2020, 04:00

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Pedro Sánchez, lo que quiere ser de verdad es “líder del mundo mundial” o, traducido a puestos concretos, secretario general de la ONU o presidente de la Comisión Europea, por poner tan solo dos ejemplos. Lo he escrito en varias ocasiones y cada día que pasa me reafirmo más en esta opinión: es verdad que le encanta la política nacional, pero como paso previo para meterse de lleno en la internacional, que es la que le gusta de verdad. La última prueba, esta semana con su presencia en Davos. En este contexto hay que entender la designación sorpresa de la nueva ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, la muy desconocida Arancha González Laya. Se nos ha vendido que es una experta en comercio internacional, algo importante en estos momentos de guerras comerciales por doquier, y también se ha dicho desde la Moncloa que se pretende dar más importancia a la diplomacia económica. Y se puede estar de acuerdo con ambas tesis. Pero también es verdad que, si se escudriña en el curriculum de la nueva ministra, se encuentra que ha sido durante bastantes años directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional que depende de la ONU. Y esta es una de las claves pensando en el futuro a medio plazo de Pedro Sánchez. Es de suponer que González Laya conozca bien el pasilleo de la ONU, asunto de vital importancia para hacer presión a favor de líder del Partido Sanchista (PS). En paralelo, ya se encargará Sánchez de seguir cultivando su agenda de líderes internacionales desde su puesto de presidente del Gobierno (social comunista) de España, para allanar su salto a la política internacional.

Pero claro en todo este proceso hay damnificados. El más significado es José Manuel Albares, hasta ahora mano derecha de Pedro Sánchez para la política internacional en su equipo de La Moncloa. Albares, diplomático de carrera, aspiraba a ser ministro de Asuntos Exteriores, como corresponde a todo miembro de “La Carrera” y creía que los servicios prestados en los últimos meses, siempre a la vera de Sánchez, le hacían merecedor de ello. Sin embargo, no ha sido así, por lo que su enfado ha sido proporcional a su decepción. Según me cuentan, se le ha ofrecido de todo menos el puesto de ministro para que siguiese muy cerca de Sánchez, pero él ha preferido alejarse y será embajador en Francia. No está mal, teniendo en cuenta que su mujer trabaja con Macron como asesora en temas de justicia. En resumen, que Albares no será el que prepare el ascenso a líder del mundo mundial de Pedro Sánchez. Para eso se ha traído a Arancha González Laya, lo que no ha gustado nada, pero nada, a los diplomáticos. Pero poco importa eso a Sánchez.

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