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Si hay algo que enamora a un charro o a un castellano es su campo. Es verdad que el mundo entero conoce Salamanca por su Universidad, por su historia, por un elenco interminable de figuras de la cultura que tuvieron o tienen que ver con ella y por un sinfín de acontecimientos históricos vinculados, directa o indirectamente, con nuestra “Roma la Chica”.

Pero antes de que nada de esto sucediera, ya existían aquí importantes culturas como la Vaccea. Ellos practicaban la agricultura y una ganadería trashumante. Uno de los rasgos más destacados de la organización socioeconómica de los vacceos era la existencia de una importante actividad agrícola cerealista, basada en el trigo y la cebada, aunque como complemento a ésta, también tenían la ganadería, como el resto de las poblaciones de la Meseta Norte. En el caso vacceo la actividad agrícola era la de mayor importancia en comparación con el resto de los pueblos vecinos. La civilización vaccea se extendía sobre el centro de la Meseta Norte por ambas orillas del río Duero. Ocupaban la totalidad de la provincia de Valladolid y parte de las de León, Palencia, Burgos, Segovia, Ávila, Salamanca y Zamora. Excepto Soria, su territorio conformaba la actual Castilla y León.

Pero también existía la cultura de los vetones, en lat. Vettones, gentilicio que los historiadores griegos y romanos emplearon sobre el conjunto de los pobladores prerromanos de cultura celta, que habitaban un sector de la parte occidental de la península ibérica y que compartían un denominador más o menos común. Su asentamiento tuvo lugar entre los ríos Duero y Tajo, principalmente en el territorio de las actuales provincias de Ávila, Salamanca y Cáceres, y en parte de las de Toledo y Zamora. Su cultura se definía por el carácter guerrero y ganadero. Una de sus creaciones más características fueron los verracos de piedra. ¿Les recuerda a algo? Salamanca era la frontera entre ambas culturas.

Este ojo que observa pone de relieve cómo TODA nuestra tierra, antes de culta y erudita, fue CEREALISTA y GANADERA. Esa es nuestra identidad y nuestro origen. Hoy una vez más, lanzamos una llamada de socorro para nuestro campo, alma de nuestro principio, hacedor de nuestro pueblo. La sequía está causando estragos terribles tanto en la agricultura como en la ganadería. Las cosechas, como no ha llovido, están siendo un desastre. La ganadería no va a correr mejor destino. Acabamos de empezar el verano y el panorama es desolador. Las charcas sin agua, la escasez de comida, el ganadero y el agricultor no van a aguantar mucho. Si esto es a inicios de julio... ¿qué va a pasar en agosto, septiembre,...? Estamos ante una catástrofe y se necesitan ayudas urgentes. Si este panorama afectara a cualquier otro sector económico, ya se estarían pidiendo medidas para paliar el desastre. De lo contrario, ¿de qué piensan que vamos a vivir?... ¿de las muchas plantas industriales que no tenemos?

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