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CADA vez tengo más claro que soy una especie en peligro de extinción. De verdad. Voy por la calle con miedo a que me capturen y me metan en un zoológico, a que me estén grabando para un documental de la dos, a que intenten clonarme como a la oveja Dolly o me saquen sangre para guardarla para el futuro en plan Parque Jurásico. Qué tensión, qué sin vivir.
Y os explico, porque resulta que soy un hombre soltero (y cuando digo soltero no digo divorciado, arrejuntado, poliamoroso... Digo soltero), sin hijos (sobrinos y perro vale, pero de hijos nada), heterosexual (que podría ser de otra tendencia y no pasaría nada, pero cada uno es lo que es), de derechas (con amigos de todos los partidos. En mi casa, cuando se podía, he llegado a tener votantes del PP, del PSOE y de VOX comiendo juntos), fan de la tauromaquia (no tanto como mi hermana Reyes, pero me gusta ese mundo), defensor de mi país y mi bandera (que todos hemos dicho alguna vez eso de “como en España no se vive en ningún lado”), del Real Madrid (pero desde antes de ganar la Séptima, que serlo ahora con trece ya no tiene tanto mérito) y... ¡Me gusta Vinicius! ¿Soy o no un espécimen en peligro de extinción?
Lo malo es que ahora se supone que no puedo decir quién soy, que se supone que ser como yo es antiguo, retrógrado, y algunos hasta han decidido que soy un facha, los mismos que dicen ya no hay más como yo y, si los hubiera, deberían extinguirse y quedar solo reflejados en las películas casposas de Pajares, Esteso, Ozores y compañía.
¿Pero sabéis? Soy inofensivo. No muerdo, no contagio enfermedades, no infecto a nadie, no trato de convencer a nadie de que sea como yo. Cada uno que sea como quiera ser, que sea libre de decidir, pero que lo haga, no que lo hagan por él.
Y yo, que soy así, resulta que molesto a gente como Pablo Iglesias. Pero hay una gran diferencia entre él y yo. Yo soy coherente, no creo que él pueda decir lo mismo, bueno qué digo, claro que puede decir lo mismo, si lo que no hace es callarse, pero serlo, no lo es. Y resulta que VOX ha intentado celebrar un mitin en Vallecas, y que quede claro que los de VOX no son como yo (o yo no soy como ellos), pero a mí me parece bien que cada uno diga cómo es; a Iglesias y sus secuaces no.
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