Borrar

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Mientras el verano se despereza; mientras intentamos tener al “bicho” a raya; mientras seguimos oyendo al presidente una y otra vez ahuyentar responsabilidades y hablando de justicia social ¿? en vez de decir subida de impuestos; mientras el más despistado de los españoles ve cómo todo lo que se nos presenta es para intentar demostrar una credibilidad que sólo se sujeta apoyándose en la connivencia de unos medios de comunicación afines; mientras nos venden cosas bonitas, que nada cuadran en un mundo cada día más negro; mientras se nos muestra una nueva realidad donde lo que encontramos es más de lo mismo y de lo de siempre, en la que se cuece el mismo independentismo o pero del que teníamos antes de la pandemia; mientras se nos vende un verano templado que se convertirá en un otoño donde vamos a hervirnos todos con eres, paro, lucha política, freno europeo, rebrotes; mientras en el mundo se mancilla la herencia histórica de España y nos la envainamos sin ponernos medio colorados... mientras todo esto sucede ¿Qué demonios hacemos nosotros?

Este ojo que observa, hoy más cabeza que ojo, reflexiona. Aquí parece que no ha pasado nada, que estamos vivos los mismos que estábamos a primeros de marzo, que nuestro sistema sanitario está incólume, que nuestra economía no ha sufrido un golpe brutal, que no ha pasado nada en el principal motor tractor de nuestra economía que es el sector relacionado con el turismo, que no ha aumentado el desempleo, que... y sólo vemos si hay o no vacaciones. Parece que todo sigue porque no hemos visto los muertos, porque no vemos al enemigo, porque hay que vivir. ¿Pero cómo?

Necesitamos urgentemente una reforma estructural de la economía en España pues estamos ante un cambio de paradigma, hay que cambiar y no queda más remedio. Pero el mensaje que se nos da, es un mensaje de pobreza intelectual y política, y me da igual que sean los que mandan que los que están en la oposición. Tenemos una clase política mediocre y un pueblo más mediocre todavía, que si no se mueve ahora ¿qué necesita para moverse? No sólo no hemos cambiado sino que además nos hemos quedado anestesiados y atontados.

Nuestro sistema sanitario necesita urgentemente un pacto de Estado. Ana Pastor es una mujer de talla, preparada y con experiencia; Illa es un hombre que dialoga y es consciente de lo que hemos y estamos viviendo pero, cuando se mete Adriana Lastra, lo lastra todo. Y yo me pregunto qué va a pasar con el acuerdo en sanidad tan necesario y urgente, mientras el resto de los países de nuestro entorno se están preparando y hacen acopio, por si se hace realidad un segundo rebrote. Y nosotros ¿qué estamos discutiendo?

La primera oleada nos cogió desprevenidos, o eso dicen, pero la segunda nos va a coger en las mismas condiciones. Es decir, no hemos aprendido y nuestros gobernantes menos que nadie. Yo no entiendo nada y menos las maniobras orquestales en la obscuridad.

Y además San Fermín de vacaciones.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios