Luces largas para el otoño
Lo de mirar a nuestro alrededor, bien sea Salamanca, por la cercanía, o Madrid como capital de España y ver lo que está ocurriendo en ... nuestro país, no solo con la gestión del coronavirus, sino también con la política económica o con las operaciones de imagen, como el anuncio relativo a la memoria histórica, que ahora no sé muy bien cómo se va a llamar, me deprime. Por eso voy a poner hoy las luces largas y mirar a lo sucede por ahí fuera, por ejemplo en Bruselas, porque tendrá importantes repercusiones en nuestras vidas. Así, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, ha pronunciado días atrás su primer discurso desde que ocupa este puesto sobre el estado de la Unión Europea. Si hubiese que hacer un resumen del mismo este podría ser el siguiente: “Buenas palabras, poca concreción y muchas aproximaciones o rodeos”.
Fue el pasado miércoles ante el Pleno del Parlamento Europeo y estuvo lleno de bellas reflexiones, pero bastante débil en lo que respecta a propuestas concretas, especialmente a la vista de la situación en la que nos encontramos. Por ejemplo, en relación con el coronavirus, es verdad que la UE como tal no tiene una política sanitaria común y tampoco muchas competencias en la materia, pero también hay que preguntarse si no podía haber hecho más, especialmente durante los dos primeros meses tras el estallido de la crisis. En ese periodo los de Bruselas estuvieron mirando para otro lado. Luego rectificaron y ahora uno de los tres objetivos del Plan de Recuperación dotado con 750.000 millones de euros, precisamente el más urgente a corto plazo, es destinar una parte de ese dinero a aumentar el grado de auto abastecimiento de productos necesarios para la cadena sanitaria de los Estados miembros. Las otras dos prioridades son lo verde y lo digital.
Y, llegados a este punto, hay que preguntarse, porque el tiempo pasa y los plazos corren, por lo que está sucediendo con el plan que España debe presentar en Bruselas para que lleguen aquí lo antes posible, porque en eso radica una parte importante del éxito de las medidas que se pongan en marcha, en que se haga con rapidez, esos 140.000 millones de euros que nos preasignaron en Bruselas. Pero, como ya he escrito en alguna otra ocasión, ahora hay que ganárselos y es necesario presentar ese plan. De momento, por más que he preguntado en distintas fuentes del Gobierno central, no han sabido responderme sobre el estado de los trabajos para elaborar el mismo. ¡Cuidado, porque hay que redactarlo, mandarlo a Bruselas, que lo aprueben allí, ejecutarlo aquí y que, otra vez, den el visto bueno a la ejecución desde la capital comunitaria! Solo entonces llegará todo el dinero.
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