Llegan el frío y el hambre
Miércoles, 11 de noviembre 2020, 04:00
Se van a juntar y el resultado puede ser pavoroso. “Paso lento, blanco paso/se va acercando el invierno./Ya asoma sobre los montes/sus ... ojos de lobo viejo”, en poema del salmantino Pedro Garfias. Y el hambre, el tercer jinete del Apocalipsis, ya está aquí. Frío y hambre acechan a muchos españoles, cuya Navidad será la mas triste de su vida. Se ha abierto el tercer sello y llega el “lobo triste”, el frío invernal, que hará un siniestro maridaje con el caballo negro apocalíptico, que representa a los hambrientos. Dantesco horizonte para los más vulnerables.
Las dos páginas de LA GACETA del lunes deberían revolver cualquier estómago, especialmente los de quienes tendremos techo, calefacción y viandas: “La pobreza provocada por la segunda ola agota el dinero y la comida de las ONGs”. Cáritas ha duplicado su aportación y no es suficiente; el Banco de Alimentos tiene su nave casi desprovista; Cruz Roja expresa su grave preocupación; y el Comedor de los Pobres ha triplicado la entrega de comidas y no bastan.
¿Me permiten una frivolidad? Recuerda la escena del pobre que le pide a un señorito (ignorando que está “tieso”), algo para comer, y éste se echa mano a la boca y contesta “pues como no sea la dentadura...” (postiza). Y ahora, un trazo grueso, arriesgándome a ser llamado demagogo. Mientras esta hambruna se veía venir, el presidente Sánchez y varios amigos, con sus familias, comiendo mariscos a costa de todos los españoles. Fue en “Las Marismillas” del Coto de Doñana, tan cercano a los langostinos de Sanlúcar, por los que los horteras y los nuevos ricos, los epulones de nuestro tiempo, compiten en voracidad. Eso sí, Sánchez gusta de decir solemnemente que nadie se quedará en el camino. O sea, que ¿trabajo para todos? No parece. ¿Comida para todos? Pues empieza a escasear, y él callado y a lo suyo, como el epulón del Evangelio, no dejando siquiera las migajas de su festín para los muchos mendigos, Lázaros (un antecesor suyo, socialista, ya dispensó en Madrid, en pequeñas dosis, las “píldoras del Dr. Negrín”, lentejas).
Las colas del hambre, con frío, ya están aquí y van a crecer. Los que podamos deberíamos aportar algo mas que migajas.
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