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Les aseguro que no era esto, no era esto

Sábado, 14 de noviembre 2020, 04:00

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Hay abrazos políticos famosos, como el de Vergara entre Espartero y Maroto, con el que acabó la primera guerra carlista. En nuestros tiempos, el no ... menos célebre pintado por Juan Genovés, en que gente anónima, de espaldas, festeja la amnistía. Titulado “El abrazo” se convirtió en icono de la transición. A la lista se sumaron después, otros achuchones -como diría mi amigo Pepito-, alguno tan significativo como el que se dieron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias a las cuarenta y ocho de arrebatar la presidencia a Rajoy. (Jesús Lillo en ABC lo llamó “el achuchón fundacional”). El último estrujón, si no físico, sí político, es el que se acaban de administrar a tres bandas, felices ellos, Pedro, Pablo -que ha evitado el abrazo de Ciudadanos-, y Otegui. O sea, que el infumable de Sánchez no solo se ciscó en su palabra en el primer mimo, caricia política a Iglesias (no podría dormir tranquilo ni él ni los españoles negociando con Podemos), sino que se ha vuelto a hacer de vientre, una vez más, en aquella declaración televisiva de “no pactaré nunca con Bildu, nunca, ¿se lo repito?, ¿cuántas veces quiere que lo diga?”. Con menos, un simple beso, entregó Judas al Señor.

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