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Por más que periodistas y políticos demos importancia a Iván Redondo, el gurú que mora actualmente en La Moncloa, después de haber llevado a Sánchez en volandas hasta la Presidencia del Gobierno, estoy seguro de que la inmensa mayoría de los ciudadanos no saben quién es ni a qué se dedica. Y eso es grave, porque es la voz que susurra al oído de Pedro y que decide, por lo tanto, la estrategia que se ha seguido, se está siguiendo y se seguirá en el futuro inmediato. ¡Ya me gustaría saber lo que piensa el susodicho en estos momentos, que para los demás son de duda y de zozobra, suavizadas eso sí por el verano y las vacaciones que andan disfrutando muchos! Ya me gustaría también conocer su estrategia en relación con la crisis que parecen estar atravesando las relaciones entre el líder socialista y el de Podemos, que van a condicionar la sesión de investidura. Ya me gustaría saber cuánto hay de realidad en esa crisis, lo mismo es todo, y cuánto hay de teatro, de paripé o de escenificación de cara a la galería.

Sea como sea, al final los que mandan son los números y, para la primera sesión de investidura, no salen las cuentas. Sánchez tiene dos opciones. La primera es lograr la suma de los votos de los socialistas, más los correspondientes a los podemitas, y algunos de los nacionalistas, independentistas y demás minorías; si es verdad que Sánchez e Iglesias no se tragan en estos momentos, la cosa pinta muy mal, aunque siempre nos quedará la duda de si es teatro. La otra alternativa es que el presidente del Gobierno en funciones contase con los votos de Ciudadanos sumando mayoría absoluta. Pero hay que recordar lo que dijeron los militantes socialistas a las puertas de Ferraz la noche electoral “con Ciudadanos no, con Ciudadanos no”, aunque no creo que eso importe mucho a Sánchez y a Redondo, y también la negativa constante de Rivera a pactar con el PSOE. Al final, habría que ir a una segunda sesión de investidura después de agosto o/y a nuevas elecciones generales el 10 de noviembre. ¿Qué pensará de todo el mago Iván Redondo, al que se adjudica el mérito de haber metido a Sánchez en La Moncloa? Me cuenta gente que ha trabajado con él que ve todo a largo plazo, pero que, luego, trabaja siempre con un horizonte semanal, vamos que el lunes se programa y los programa y “palante”. Insisto, ya me gustaría saber lo que pasa por su cabeza ahora. O quizás lo mismo le hemos sobrevalorado y no pasa nada y “es una persona como las demás, lo que sucede es que él no lo sabe”.

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