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En los últimos años de Franco, figura que ha estado tan presente en la pre y en la campaña electoral, recurríamos a emisoras extranjeras que emitían en español, como la BBC, la Radio Pirenaica de los comunistas o también Radio Andorra, de la que se decía que su sección de discos dedicados era utilizada para que los antifranquistas se mandasen mensajes en clave, para intentar enterarnos de algo de lo que no decían los medios de dentro. Pues bien, casi cincuenta años después nos vemos obligados a acudir a eso que se ha dado en llamar “la frutería andorrana” para burlar la arcaica prohibición de publicar los sondeos electorales en los últimos días de la cita con las urnas. Y ahí estamos, siguiendo los avatares de los precios de las rosas rojas (PSOE) que parecen estables, después de las bajadas anteriores; de las gotas de agua para regar (el PP), que mantienen una tónica sostenida al alza; del brócoli (son los de Vox) que se ha disparado y no creo que sea solo por los daños provocados hace unas semanas por la gota fría en Murcia; de las cotizaciones de las berenjenas (Unidas Podemos), que bajan mucho en relación con las registradas el pasado mes de abril; de las naranjas (Ciudadanos) que se han desplomado; del maíz, de los aguacates o de la piña. ¡Hay que ver lo que se inventan para sortear esa prohibición de publicar sondeos! Parece una vieja historia de las que se contaban de la censura franquista o el guión de una película de Berlanga.

Historias como la anterior al margen, que también tienen su aquel, hay varios hechos que me han llamado la atención. El primero me lo contaba una amiga política regional en la vecina Extremadura, que está ayudando en la campaña porque no se presenta directamente, que dice que ha encontrado un gran hartazgo entre los ciudadanos por tener que volver a votar; insiste en que si hubiese que ir en los próximos meses a una nueva cita con las urnas no sabe lo que podría llegar a pasar. “No estáis cumpliendo con vuestro trabajo”, es lo más suave que ha tenido que escuchar en los últimos días. El segundo hecho es la soledad de Sánchez y sus rosas rojas; es que nadie “nos ajunta”, me decía un destacado militante socialista. Llegados a este punto, ¿Qué pasaría si la suma de diputados que obtengan el PP y Ciudadanos supera, aunque sea por poco, a la de los socialistas? ¿Reivindicaría Casado ante el Rey su derecho a intentar formar gobierno contando con los naranjas y también con Vox y siguiendo el modelo andaluz? Porque no veo yo a Podemos apoyando a un Ejecutivo de Sánchez con Nadia Calviño dentro y más como vicepresidenta. Y, por último, al fondo de todo están la abstención y la indecisión que no hay que perder de vista.

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