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La batalla del indeciso

Miércoles, 9 de febrero 2022, 04:00

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Hay un dato de la cacareada encuesta del CIS que es capital en el devenir electoral del domingo, el casi 24% de indecisos que todavía, a menos de una semana de tener que votar, no sabe la papeleta que depositará en la urna. Eso implica que cualquier sesudo algoritmo se pueda ir al garete, aunque hay algunas pistas sobre dónde desembocarán estos ‘dubitativos’ ciudadanos, y con ellos, la composición de las Cortes.

En un análisis muy primario, parece claro que esos votos no pertenecen a partidos de los extremos políticos, en los que la militancia, aunque sea sin carné, tiene un componente emocional. “El que va a votar a VOX, tiene claro que votará a VOX”, me decía esta semana uno de los candidatos, y no parece que vaya el tiro desencaminado. Tienen orgullo de pertenencia a unas ideas e incluso comparten vestimenta con sus líderes. Algo parecido ocurre si giramos 180º el arco ideológico y nos vamos a la izquierda. Pocos indecisos pescamos en esas aguas.

Tampoco parece que haya demasiadas dudas entre los que se han enganchado a los partidos regionalistas o provincialistas. En este caso lo que tira es la tierra, y como lo de la patria es una cuestión de piel hacia dentro, de entrañas, no es fácil que el resto de partidos seduzcan a estas alturas al votante más paisano. Da la sensación de que UPL, Soria Ya o Por Avila tienen a su parroquia blindada y lo único que pueden hacer en esta batalla es sumar.

Aunque no lo diga Tezanos, muchos de esos 85.000 castellanos y leoneses que siguen sin deshojar la margarita están acostumbrados al salto de siglas, a veces, sin coincidencia en comicios municipales, autonómicos y generales. Una esquizofrenia ideológica que antes era bipartidista, pero ahora son más a repartir. Básicamente, estos indecisos son los que ocupan el centro político al que le tiran los tejos los grandes partidos desde que la democracia regresó para quedarse en este país. Es el espacio que conquistó Ciudadanos hasta que dejó de ser Ciudadanos y por el que suspiran en estos días Mañueco y Tudanca. Al PP le va en ello no tener que meterse en líos con VOX, que sigue suspirando por entrar en el gobierno regional, aunque solo sea por dinamitar el liderazgo de Pablo Casado, y en el PSOE cualquier camino hacia al Colegio de la Asunción (sede de la presidencia de la Junta) solo se alcanza si mejoran los números que les dan las encuestas. Si tuvieran sus nombres y apellidos estoy seguro de que los candidatos irían de puerta en puerta con su sonrisa de cartel de campaña y una promesa electoral personalizada para cada uno de ellos. Pero además de indecisos son anónimos, a veces contradictorios, así que para sumarlos a la causa tienen que darles algo más que un eslogan, tienen que brindarles un motivo, si no se quedarán en casa engordando la bolsa de la abstención, y entonces, la batalla de los indecisos la habrán perdido todos.

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