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Hace mucho, mucho tiempo, o al menos a mí me lo parece, en una España muy, muy lejana, un personaje tuvo la ocurrencia de considerar que los “escraches” eran el jarabe de la democracia. Bueno, más que ocurrencia deberíamos decir torpeza, aunque es una de las muchas torpezas que este personaje ha cometido. Y claro, en ese momento sacó pecho, en ese momento, viendo el “escrache” en ojo ajeno, consideró que no había nada negativo en ese comportamiento, nada que reprochar, todo en orden. Qué curiosa es la vida y cómo cambian las cosas. Porque ahora, lejos de desdecirse, tira de amenazas e insta a los suyos a practicar el ojo por ojo. Pero ya se sabe, ojo por ojo, todos ciegos.

Porque no, los “escraches” no son el jarabe de la democracia, estos actos sucios y cobardes, porque necesitan esconderse en el anonimato de las masas, al único jarabe que nos pueden llevar es al jarabe de palo (gran grupo que nada tiene que ver con todo esto). Y ya empieza a haber un germen preocupante de violencia tanto verbal como física. Ya nos estamos esperando a la salida (las pocas horas que nos dejan salir) para ajustar cuentas que nos imponen las distintas siglas a las que, por darles, les damos hasta el voto.

Pero lo curioso, lo que por lo menos a mí me choca, es que solo pueden protestar los de un lado. El carnet de manifestante tiene que ir teñido de rojo o morado (según el caso) o parece que no está bien visto. De no ser así es maltrato de cacerola y debería estar penado por ley, vamos por la ley de los Picapiedra (Pedro y Pablo).

Un poco más de calma, un poco más de respeto. Volvamos a ver a los que viven cerca nuestro no como enemigos, si no como vecinos, que puede que no pienses igual que nosotros, pero, a veces, con que la gente piense ya sería suficiente. No quiero ver a las personas sacando el traje de Rocky (que no es tan fiero como quieren pintarlo) a la calle.

Confío y espero que a partir del lunes, que podamos pasar de fase y estar algo más libres, se nos bajen un poco los humos y podamos seguir conviviendo como hasta ahora. De lo contrario creo que iré a comprar papel higiénico, porque prefiero quedarme metido en casa una temporada larga. Ánimo, ya queda menos, espero.

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