Hoy solo se manifiesta el virus
Hoy hace treinta y ocho años, el 1 de mayo de 1982, estuve de manifestación. Como periodista, entonces en un diario independiente de la mañana, ... me tocó ir a la calle Bravo Murillo de Madrid donde tenía lugar “el festejo” convocado por la CNT, que no se “ajuntaba” ni con Comisiones Obreras ni con UGT. Yo era el último en incorporarme a la sección de economía de ese diario y, en esa condición, me ocupaba de lo que no quería el resto de compañeros. Como en esa manifestación de la CNT siempre había incidentes con las fuerzas del orden, correspondía esa tarea al recién llegado. Ese año no fue una excepción y, en el transcurso del recorrido, hubo sus más y sus menos, más bien “más”. Pero nada fuera de lugar en aquellos tiempos, tan diferentes de los actuales y especialmente del año en curso.
Este 2020 el único que se manifiesta es el virus que ha cambiado nuestras vidas desde hace dos meses. El 1 de mayo se celebra bajo su tiranía y bajo sus consecuencias, no solo sanitarias, sino políticas, económicas y sociales. Ahí están los datos conocidos ayer, que difícilmente pueden ser peores. Durante el primer trimestre del año se ha registrado una caída del PIB del 5,2 por ciento. Esa cifra empeora si se tiene en cuenta que en enero y febrero hubo crecimiento, por lo que el dato negativo corresponde a marzo, y especialmente a la segunda quincena, la del confinamiento. Si esto sucedió en quince días, ¿qué puede pasar cuando conozcamos los datos de abril? Mejor no pensarlo en esta jornada festiva. En cualquier caso, es innegable que estamos ante una crisis económica y social de magnitudes siderales. Y mientras tanto, las medidas de apoyo, o no se notan, o si han llegado algunas a sus destinatarios se perciben muy poco.
Todo lo contrario de lo que sucede en Estados Unidos, en Alemania o en Francia, donde con todos los defectos el dinero está entrando en las arcas de familias y empresas. ¿Por qué no pasa lo mismo aquí? Pues hay tres hipótesis. La primera, porque no se está poniendo dinero de verdad. La segunda, porque la gestión es desastrosa. Y la tercera es que coincidan las dos anteriores: ni dinero, ni gestión. Yo me apunto a la combinación de ambos factores. Y, hablando de gestión desastrosa, ahí va lo último: esta semana se ha conocido la estructura del Ministerio de Consumo, de reciente creación; este departamento ha quitado al Ministerio de Sanidad la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Han juntado estas competencias con las del juego. Pero ¿qué tendrá que ver lo uno con lo otro? Además, la rebajan de categoría. ¡Señor, señor, danos paciencia, hasta que dejen de jugar con nosotros!
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