Frío
El Gobierno ya ha presentado su Plan + Seguridad Energética, con el que pretende hacer frente a la crisis del sector y garantizar el suministro de ... cara al invierno. El plan contiene numerosas vaguedades, una obligación de reducción del consumo, aunque en segunda instancia y que está por ver cómo se ejecuta, y una herramienta que compartirá en las facturas de los ciudadanos el consumo de sus vecinos para que puedan compararlo. Mucho me temo que el consumo del vecino se convierta en el nuevo objetivo de chismorreos y murmuraciones, cuando no de chivatazo y delación. Todo ello para enmascarar el verdadero mensaje: que este invierno, en el mejor de los casos, vamos a pasar más frío. Conviene concienciarnos de que es necesario proteger a ancianos, enfermos y niños, que soportan peor el castigo de las bajas temperaturas. Y los demás, carretera y manta. Sobre todo manta. Además prevé 500 millones en ayudas al autoconsumo y facilidades para “comunidades energéticas” e industrias y en este punto lo que conviene es discernir que cuanto más dinero siga inyectando el gobierno en la economía, más energía se consumirá, más subirán los precios y más inflación seguiremos sufriendo, por lo que el Banco Central Europeo tendrá que seguir subiendo todavía más los tipos de interés y más empinada será la inclinación por la que resbalamos hacia la recesión. Y aun así cabe anotar que 500 euros son calderilla en comparación con lo que se está repartiendo en Europa. Francia ha dotado con 3.000 millones el fondo con el que apoya a las empresas grandes consumidoras de gas, para ayudarlas a pagar la factura. Alemania ha anunciado un plan de 200.000 millones de euros, de los que 93.000 millones subvencionarán directamente el consumo de gas de familias e industria. Los gobiernos europeos se niegan a enfrentarnos a la situación real y prefieren seguir endeudando los estados hasta rozar la falta de operatividad, con tal de que las urnas no muestren el malestar de electorados sin calefacción en invierno. Churchill lo hubiese anunciado en un discurso radiofónico: sangre, frío y lágrimas, en este caso. Pero a las actuales generaciones de votantes de cristal se nos trata como a incapaces a los que mejor repartir alpiste financiero que ya pagarán los siguientes que vengan. No es que enarbole yo la bandera del sabañón ni pretenda una marcha colectiva hacia la criogenización, pero sí rumio estos días que mis abuelos vivieron largos inviernos sin calefacción sin por ello romper la paz social. Y lo mismo puede decirse de los abuelos franceses y alemanes. Que vamos a pasar más frío es un hecho, pero no por ello debemos permitir que el miedo sea más grande que el monstruo.
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