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Opinión

Suspenso en autoestima

Castilla y León se resiente aún de las cicatrices de la «comunidad Frankenstein» diseñada desde un despacho hace cuatro décadas

Miércoles, 24 de abril 2024, 06:00

¿Dónde caemos peor los castellanos y leoneses? ¿En qué provincia de España nos quieren más? ¿Cuáles son las provincias y las comunidades autónomas más impopulares? Esta semana ha vuelto a redifundirse por las redes cierto estudio –pseudoestudio, me atrevería a decir- realizado hace tiempo y que arroja unos datos a los que, la verdad, apetece tirarse de cabeza. Una de esas 'informaciones' que cada vez más se cuelan en el maltrecho y desequilibrado menú informativo del español medio. Hasta el CIS abandonó la dieta mediterránea sirviéndonos alimentos estadísticos en mal estado, así que de perdidos, al río.

1.620 personas de todas las provincias españolas contestaron a una encuesta de un portal cuyo nombre no viene al caso puntuando al resto de territorios por orden de simpatía de 0 a 10. Como una hoguera de nominaciones, como una votación de Eurovisión, salen a la luz filias y fobias a saco. Los datos son los que son, y los resultados impulsan a sacarle punta a todo, como suele suceder en los debates de los realities y de los concursos musicales. Resulta que Asturias era la comunidad que caía más simpática, con 7,9 puntos sobre 10, seguida de Galicia (7,7), País Vasco (7,6), Navarra y Aragón (7,3). En el extremo opuesto, los territorios que peor caían al resto, Ceuta y Melilla, con un 5,5, seguidas en el ranking negativo por Murcia (6,2) y Castilla la Mancha (6,3).

El estudio, realizado antes de la pandemia, indicaba que, como al resto de España, en Castilla y León nos caía estupendamente Asturias y que despertábamos las mayores simpatías en Castilla-La Mancha, que nos otorgaba un 8,1. Y donde menos, en Cataluña, para quienes merecíamos apenas un 5,7. Este dato es interesante, porque la antipatía era recíproca: los catalanes recibían desde Castilla y León la puntuación más baja de todas las comunidades peninsulares (5,6), solo superada por el 5 raspado que les otorgaba Extremadura. Las interpretaciones son libres, pero a pocos ciudadanos de esta región les podrán sorprender estos datos. Más allá de que en todas partes caen mejor las comunidades vecinas, la distancia entre la altiva Cataluña sacudida por el procés y los territorios marginados del Oeste era, y es aún, mucho más que física.

En este concurso nacional de simpatía, Castilla y León recibía un modesto 6,6, igualado con Madrid y La Rioja, ni fu ni fa. Caíamos una décima más simpáticos que Extremadura y ambas por delante del mencionado pelotón de cola. La comunidad autónoma más extensa de España, con más balas en la recámara para acertar en los gustos del resto de los españoles y atraer y fidelizar turismo, sigue en tierra de nadie, con una fiesta regional que no termina de hacer cuajar un sentimiento general de pertenencia y con disputas internas entre territorios que debilitan la identidad común. Desde instituciones, como ayer el Ayuntamiento de Valladolid, que siguen ignorando el gentilicio oficial de nuestro territorio, «castellano y leonés», así como el hecho de que no existe oficialmente una capital. Son datos fundamentales que serían inconcebibles en otra región española. Como una masa que no cuaja, una mayonesa que no liga, Castilla y León se resiente aún de las cicatrices de la «comunidad Frankenstein» diseñada desde un despacho hace cuatro décadas.

Y para terminar con esta peculiar encuesta que en su día no fue a ninguna parte pero que sin duda resulta significativa de nuestra falta de autoestima, un dato demoledor. Todos los encuestados otorgaban a su propia comunidad la valoración más alta, con el 9 como media. Solo Castilla y León se otorgaba a sí misma un triste 7, menos que a otras cuatro comunidades. Dato para reflexionar.

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